SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

Definitivamente y demostrado ha sido siempre, que lo malo de despertar muchas expectativas es que no se cumplan. Digo esto por cuanto cansados estamos de aferrarnos esperanzados e ilusionados a muchas de ellas, referidas por muchos aspirantes de todas las estructuras políticas que actúan e interactúan en los más de los escenarios y territorios de la ciudad, el departamento y el país; no obstante saber nosotros que no todo lo que se dice en dable de cumplirse, en la verdad que una cosa es la intención y otra la realidad, con la que al llegar se estrellan, producto de insuficientes e inexactos estudios, análisis y reflexiones sobre la verdad verdadera de los asuntos administrativos públicos y propias realidades como necesidades poblacionales.

No obstante, es mi consideración, el problema de algunos dirigentes, aspirantes, políticos, líderes y demás otros de esa fauna encantadora de serpientes, es que realmente se creen que los ciudadanos somos caídos del zarzo, tontos irredimibles y que con el solo agitar banderas de cambio, prometer el oro, el moro, así como ríos de leche y miel, hoy como ayer nos vamos a asustar y acudir de contera a las urnas en su favor. Pensemos bien. Más cuando encima casi están las elecciones territoriales.

No podemos y debería estarnos determinantemente prohibido, seguir inmersos en derecha e izquierda. Sí. Y sin más aplazamientos, exigir a quienes lleguen a las instancias del poder legítimo y en el área o niveles que fueren, hagan, sin calculo alguno, lo que deben y tienen que hacer en beneficio colectivo, especialmente respecto de los menos afortunados, lo que hasta ahora no pasa. Importa en esto que nos ayude la reflexión, necesaria cual que más en estos casos de vital importancia en que se decide el mañana de las generaciones presentes y por venir, en el entendido que la vida de los ciudadanos y comunidad en su conjunto no debe sufrir más quebrantos, incertidumbres, desánimos, y desilusiones que las muchas que desgraciadamente pesan a su haber.

Hay que empezar por acabar de una ver por todos con las absurdas e inoperantes, ineficaces e ineficientes continuidades, y pensar en cómo es que se van a arreglar, a solucionar algunos de los problemas endémicos que acusamos, en lugar que se sigan empeorando, más por cuanto en muchos de ellos las alarmas siguen encendidas y no queremos que sea lo cual un estado de cosas, pues continua latente el riesgo de sus estallidos.

Importa también desde la reflexión, que como personas pensemos con sindéresis, hacer de ella parte de la normalidad, y como ciudadanos escojamos siempre en función de los intereses mejores de la comunidad en cada ocasión. Recordemos, ello es sano y además positivo.

*Saúl Alfonso Herrera Henríquez. saulherrera.h@gmail.com Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual.

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