Por: Víctor Hugo Santofimio Osorio*
Los municipios y ciudades del país, entre ellas sus capitales, no obstante, las complejidades que entrañan como las urbes que son, deben ser compendios de construcción de paz, tranquilidad, no violencia, progreso, bienestar y prosperidad para quienes las habitamos. Sus gobiernos no deben ser permisivos para que sean en realidad y verdad territorios remanso de armonía, avenencia, concordia, equilibrio y sosiego. No podemos permitirnos como urbes en permanente crecimiento procederes y recrudecimientos delincuenciales. Asesinatos. Muerte de inocentes en medio de enfrentamientos entre delincuentes. Hay gran zozobra en la ciudadanía, que dice percibir el peligro en cada esquina, debiéndose redoblar acciones reduciéndoles considerablemente el territorio a las bandas que se disputan ese protagonismo y supremacía.
Es anhelo general no sufrir más los estragos que causan las olas delictivas, como asaltos de sujetos armados, como tampoco saqueos violentos, ni extorsión a negocios que quiebran por la exigencia de vacunas. Muchas encuestas señalan que la población inerme pone a la delincuencia como uno de los principales problemas que padece, tanto para los municipios como para los departamentos, regiones y país, como en lo personal. Los ciudadanos se recluyen para evitar tal peligro. Se deteriora la calidad de vida. Y si a ello sumamos desempleo y un menor flujo económico, el resultado es que los jóvenes ven poco atractivo el país y se plantean emigrar.
No podemos como municipios, ciudades y departamento que se pierda lo mejor de su juventud, desde profesionales con posgrados obtenidos en el exterior hasta bachilleres con ambiciones de prosperar a quienes no les importa empezar desde abajo en otras latitudes orbitales. Amén de lo cual, es tendencia que familias con negocios importantes los vendan y emigren en masa para radicarse fuera, lo que bien puede convertirnos en un futuro no muy lejano, de seguir esta escalada, en un país envejecido y sin porvenir. Incluso, muchas personas emigran para gozar de su dinero que depositan en algún paraíso fiscal.
La ausencia de seguridad, grave por demás, se resolverá, al menos en gran medida, cuando los ciudadanos exijamos al Ejecutivo acciones mayormente drásticas contra la delincuencia. Que la Policía someta las bandas delincuenciales de distinto origen, naturaleza y propósitos. Se aprueben reformas legales para combatir la delincuencia. Legítimo sea que en la represión de actos delictivos la Policía actúe como corresponder debe acorde a las circunstancias y no sean luego acusados si alguno de los delincuentes es dado de baja. Que las autoridades, en su afán por proteger derechos humanos no se circunscriba a los de los delincuentes, sino que priorice los de los ciudadanos. Se pongan límites a que los jueces tengan la atribución de ordenar la excarcelación de delincuentes sentenciados; y, no haga esfuerzos ingentes la Policía, actúe, aprehenda e ingrese a los delincuentes a centros de reclusión; salgan, cómo si ningún delito hubiesen cometido. Es definitivamente mano dura contra la delincuencia.
El papel de los gobiernos locales y comunidades que representan, deben trascender los confines políticos con su visión, trabajo y soluciones creativas, además de ir tras una mejor autonomía, flexibilidad, creatividad y contar con interdependencia respecto de otros niveles gubernamentales, lo que indica la necesidad de dialogar permanentemente acerca de cuáles son los medios para mejorar la seguridad mediante la planificación urbana e intervenciones espaciales específicas.
Reflexiones que son apenas un inicio, ya que importa establecer redes de actores del espacio público, equipadas con principios y herramientas que aseguren que las políticas y un adecuado manejo sean adoptados más allá de la agenda de desarrollo sustentable y una sólida agenda urbana, que garantice esa seguridad que tanto claman y reclaman los ciudadanos.
*Empresario y Consultor Empresarial. Conferencista. Cultor Musical Polifacético. Candidato Gobernación Departamento del Huila. vsantofimioosorio@yahoo.es