Pilar Carreño Buelvas

Por: Pilar Carreño Buelvas*

No es trabajo social las prácticas que con carácter voluntario desarrollan algunas personas dedicando parte de su tiempo libre a ayudar a otros, las actividades en beneficio comunitario impuestas a menores infractores como tampoco lo es la desafortunada utilización de algunos medios de comunicación desinformados al confundir trabajo social con servicios para la comunidad. El trabajo social, evolucionado hoy en mucho y lo sigue haciendo, apunta a la consecución de un mayor reconocimiento y sanción cultural que viene procurando desde antes del S XIX, en el que nace como profesión. Cabe mencionar como datos histórico, que en la península ibérica, turbada por la vida licenciosa de una nobleza corrupta tras el «descubrimiento» de América, los enfrentamientos políticos mantenidos durante el siglo XVI y la dependencia a la iglesia como consecuencia de la pobreza y la carencia de políticas sociales, retrasa el surgimiento del trabajo social como profesión hasta bien entrado el S XX, cuando se crea en Barcelona la primera Escuela de Asistentes Sociales en 1932.

En la actualidad el trabajo social es una grande profesión que responde a las crisis y emergencias, así como a los problemas personales y sociales de la vida diaria, utilizando una variedad de experiencias, técnicas y actividades consecuentes con su centro de atención holístico en las personas y sus entornos.

Sus intervenciones abarcan desde los procesos psicosociales que se centran fundamentalmente en el individuo, hasta la participación en la política, la planificación y el desarrollo sociales. Las intervenciones incluyen el asesoramiento, el trabajo social de casos, el trabajo social con grupos, el trabajo de pedagogía social y el tratamiento y terapia familiar, así como los esfuerzos para ayudar a las personas a obtener servicios y recursos en la comunidad (definición de trabajo social a nivel mundial. Federación Internacional de Trabajadores Sociales).

Se deduce de lo expuesto, su enorme capacidad de mutación que caracteriza al profesional del trabajo social. En efecto, los trabajadores sociales tras una formación universitaria y correspondiente especialización, ven legítimamente adquiridas las correspondientes competencias en un amplio margen de funciones en el campo de la relación de ayuda y, del mismo modo que en derecho, la sociología comparada está permitiendo colocarnos a la altura de importantes países.

Algunos de los campos de intervención en los que usted podrá encontrar profesionales del trabajo social son los siguientes: conflictos relacionales entre familia, vecinos o laborales, problemas de socialización entre padre e hijos adolescentes, crisis matrimoniales en la separación y el divorcio -hasta 1960 sólo los trabajadores sociales asesoraban en esta materia-, orientación laboral, conflictos en el ámbito educativo, comportamiento antisocial, planificación y orientación familiar, atención a situaciones de catástrofes y/o emergencias, defensa de los derechos humanos, cooperación internacional, prevención de riesgos laborales, mediación familiar, terapia familiar, counselling, mediación comunitaria y peritaje social.

Por tanto y porque creemos que arreglando al hombre arreglamos el mundo, importa que el trabajo social siga siendo, para bien de la humanidad, esa profesión de carácter interdisciplinario y humanista cuyo objetivo es el diseño y la aplicación de estrategias o modelos de intervención que promueven la participación de individuos, grupos, comunidades y de la sociedad en general, en acciones que previenen o dan solución a las necesidades y problemas sociales.

*Lideresa Social Comunitaria. Conferencista. Tallerista

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