JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

Estamos como sociedad, en afirmativo decir de muchos, entre ellos connotados analistas sociales, en una etapa avanzada de degradación, toda vez que seguimos en manos de grupos delincuenciales de distinta naturaleza, origen, fines, objetivos y propósitos que exhiben orgullosos una combinación letal de pudrición ideológica, crueldad, ineficiencia, corrupción y fanfarronería. Qué de igual manera estamos siendo testigos de permanentes eventos y sucesos grotescos por decir lo menos, que insultan al país y a todos, lo mismo que ante actitudes que marcan un total desprecio por el pueblo que nuestros dirigentes dicen respetar, lo que cada vez más nos lleva como sociedad por escenarios en los que protagonistas son saltimbanquis circenses de ínfima categoría; pero, que peor que todo, y ahí está lo más grave de toda esta asquerosa urdimbre, nos comportamos como un pueblo incapaz de reaccionar con vehemencia y dignamente, constituyendo lo cual un monumental insulto a nosotros mismos.

También que verdad verdadera parece ser que estamos viviendo entre mitómanos, coordinados eficientemente por delincuentes vivamente interesados solamente en amasar propias fortunas, nuevas generaciones que simbolizan el alto grado de putrefacción al que hemos llegado como sociedad, misma que parece haber perdido todo norte, como totalmente su dignidad, sentimiento de pertenencia, decoro y decencia.

Nos divisan, descubren, perciben, observan, distinguen y en verdad que parecemos, un país destruido material y moralmente, sin alternativas para las personas decentes, para las personas de bien, que condenadas ante este grotesco espectáculo que vivimos, mucho y más es lo que tenemos que hacer; vale decir, arder estilo bonzo, en protesta ciudadana contra esta tragedia colectiva que padecemos, lo que sería seguramente motivo de burla por parte de una sociedad indiferente a todo cuanto nos está pasando; lo que impone promover un amplio diálogo con las fuerzas vivas, líderes y sectores todos, a efecto de fortalecer y profundizar la democracia en todas sus aristas y en todo cuanto importa, representa, traduce y significa.

Tenemos como sociedad ir tras un poder para todos y no recibiendo al antojo de los demás, mendrugos de poder, ya que se trata es de tener, materializar y consolidar nosotros, que no por acto divino, todas las posibilidades de redención, en la afirmación que nadie hará por nosotros lo que no seamos capaces de hacer por nosotros mismos, siendo alternativa en consecuencia, mantener en alto la dignidad de la sociedad, pensar en grande, alzarnos pacífica pero masivamente soportados en ideas y solidas argumentaciones, ir al todo por el todo contra todo asomo de pudrición y humillación. Hora es de buscar las reivindicaciones mejores.

*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación, Evaluación y Gerencia de Proyectos de Desarrollo. Columnista

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