Por: José Guillermo Claros Penna*

Debemos ser claros y propiciar en consecuencia y contexto de un mejoramiento permanente y continuo, tener en nuestros escenarios todos reactivado el debate político, entusiasmo que no podemos perder de vista, toda vez que los problemas, tanto los importantes como los urgentes siguen ahí y deben ser centro de atención, para que no creamos que solamente con la discusión y el enfrentamiento estamos accionando de manera efectiva, puesto que ello no es cierto; y menos, en medio de las polémicas que nunca faltan, envuelven y arrastran en uno, otro u otros sentidos, siendo imperativo enfocarnos con suma atención en esos problemas palpables, importantes y urgentes que afectan día a día a la población toda, especialmente a la menos favorecida.

Problemas, vicisitudes, crisis, desmanes, corrupción, negligencia, arbitrariedades, autoritarismos, improvisaciones, imprevisiones, imprecisiones, inexactitudes, mentiras, montajes, y demás otras muchas malas acciones y procederes nos vociferan en la cara desde todos los ámbitos. Inflación y devaluación están muy lejos de ser efectivamente conjuradas, a lo cual se unen toda una serie de insuficiencias que dan al traste lo bien y mejor planteado. Lo anterior, para no mencionar la educación en manos de un sistema también en barrena. Unas y otras, algunas aristas apenas de la realidad compleja que viviendo y padeciendo estamos, con consecuencias devastadoras, traducidas en ingentes pérdidas económicas y una para en todo cuanto indica progreso y desarrollo. Así mismo, grave la alta de planificación, no se maneja la prospectiva y ausente está toda estrategia que ayudar pueda en esta situación, lo cual amerita atención urgente por parte de las autoridades, sobre todo por cuanto todo muchas veces queda lamentablemente relegado en medio del ruido de un mal y peor ejercicio político.

Frente a todo, importa adentrarnos en las comunidades rurales y los sectores populares, visitarlos con frecuencia y ver la angustia de las masas populares desprovistas de conocimientos, educación, orientación y demás otros canales que puedan ser de alerta y servir de salvación. Es acercarse con soluciones a las entrañas de esas comunidades que navegan en un porvenir incierto, a lo que hay que ponerle coto, toda vez que, de no hacerlo, las consecuencias serán definitivamente irreversibles y de enorme peso para el destino de quienes son víctimas inocentes de las circunstancias; y ello no puede ser, so pena que queramos seguir naufragando en el subdesarrollo; más cuando no se tienen herramientas básicas para enfrentar el porvenir. pesan contra los menos favorecidos riesgos múltiples, la espada de Damocles, ya que sus vidas están marcadas por la falta de oportunidades y recursos, lo que es una tragedia que se extrapolará a las generaciones del mañana perpetuando el ciclo de la pobreza extrema en las familias, de no ser atendidas como se deben esta serie de adversas situaciones.

No es momento para que la esfera pública se vaya a ver ahíta, saturada por discusiones políticas muchas veces baladíes, por no decir que la mayoría de las veces, y caer como casi siempre, en tentaciones de cuotas de poder que en soluciones efectivas, siendo esencial volver la mirada hacia los problemas tangibles que se multiplican sin descanso alguno. La política es crucial, pero debe direccionarse adecuadamente para que se convierta en hechos y soluciones, traducirse en soluciones concretas para loa ciudadanía y la comunidad, asó como abordando de raíz y apersonándose de una vez por todas de los problemas; razón por lo que importante y urgente sea una transformación genuina, legítima. Es el momento de desplegar un esfuerzo colectivo, despojado de intereses políticos personales, para abordar de frente estos desafíos cruciales, ya que nuestra realidad demanda líderes que implementen con urgencia soluciones. Hora es ya de planes, proyectos y programas efectivos y medidas concretas. La solución no radica únicamente en la esfera política, sino que esta debe trasladarla a la acción de profesionales altamente capacitados en cada especialidad que necesaria sea.

Pensemos en grande, con grandeza y que sea el beneficio colectivo aspecto fundamental en ello, en lo que ayudará y será necesario convocar a la inversión privada nacional y extranjera, establecer un marco institucional sólido que recupere la confianza y priorizar la inversión en infraestructura, salud, educación, lo mismo que entender y comprender en este general contexto, que el capital más valioso es la gente, y su bienestar debe ser la prioridad indiscutible sin duda alguna.

Nuestro porvenir no debe ni puede ser definido por la oscuridad ni en el oscurantismo, tampoco por la incertidumbre ni la desesperanza, sino a través de acciones concretas, forma mejor para encaminarnos hacia la recuperación con prisa y sin pausa. Nuestro porvenir dependerá de las buenas decisiones tomadas en el presente, con conciencia que lo importante deben marchar de manera conjunta, lo que jhace imprescindible e imperativo que las voces políticas y todas las demás de nuestras fuerzas vivas sean agentes efectivos de positivos cambios y transformaciones. joseguillermoclarospenna@outlook.com

*Profesional en Ciencia Militares. Administrador de Empresas. Abogado. Candidato a Doctor en Derecho

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
1
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *