Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Dicen algunos que la educación es costosa; y otros en oposición a lo cual, a quienes considero toda la razón, que es más costosa la ignorancia. Niños y adolescentes representan un todo inconmensurable y valioso, de ahí que contribuir a su bienestar implica no quedarse inerte ante sus necesidades. Si bien la educación no cambia al mundo, tiene sí la capacidad de poder cambiar a las personas que podrían hacerlo, siendo por ello esencial e importante ayudar a que cada vez tengan más más acceso a la educación y que sea esta de calidad.

Educar bien sabemos, es un proceso que busca el progreso de las personas. En cada una de sus fases o etapas se brindan conocimientos, habilidades, valores que buscan capacitar a los alumnos para que puedan comprender su realidad y transformarla de manera consciente y eficiente. Todos nacemos con ciertas habilidades y conforme crecemos adquirimos diversos conocimientos, así como la inteligencia artificial mejora con más información, la educación es un proceso de optimización que nos permite comprender mejor nuestro entorno y obtener resultados más y más satisfactorios. Nos brinda el conocimiento, que dicho sea de paso es claro que no ocupa espacio, seguridad y eficiencia en la resolución de problemas, lo que podemos comprobar cuando retrospectivamente notamos cómo situaciones antes angustiosas se vuelven manejables gracias a nuestra evolución intelectual.

Impacta ella, la educación, en la riqueza y el bienestar, tanto a nivel individual como colectivo desde lo local a lo nacional. Los distintos niveles de educación revelan, como señalan estudios adelantados, que cada año adicional de educación se traduce en una mayor productividad y por ende, en aumentos económicos; es por ello que las sociedades con un elevado número de trabajadores altamente calificados crecen más.

En nuestra condición de país con una economía en desarrollo, nos diferenciamos de las naciones más avanzadas, las cuales aprovechan a los empleados con educación universitaria para impulsar la innovación tecnológica, generando mayor productividad en el capital y la mano de obra; y nuestra economía se favorece de la población con educación básica, ya que pueden imitar y adoptar las tecnologías de los países más ricos, mejorando la productividad de los recursos físicos y humanos. Importando en consecuencia que seamos parte de las sociedades con más progreso en lo económico y social, mismas que han soportado su éxito en el conocimiento adquirido mediante la educación formal.

Camino a alcanzar el crecimiento económico que mejore la calidad de vida, es vital a todas luces garantizar el acceso a la educación básica a todos los niños y adolescentes. No obstante, es esta una ruta desafiante, especialmente en contextos como el de nuestras ciudades capitales y municipios, donde miles de ellos enfrentan pobreza o extrema pobreza, y nos invaden violencia e inseguridad contra esta población.

Niños y adolescentes representan, traducen, significan unas reservas valiosas para el porvenir de los pueblos y contribuir a su bienestar implica no quedarse inactivos ante sus necesidades, sino luchar denodadamente por y para su beneficio y real aprovechamiento. La educación es arma vital, crucial, grandemente poderosa, por lo que debemos entenderla en su exacta dimensión.

*Jurista. rubenceballos56@gmail.com

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
14
+1
3
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *