SAÚL ALFONSO HERRERA HENRÍQUEZ

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*

En mora estamos de entender a nuestra ciudad en su complejidad, debiendo pensarla, diseñarla y producirla para que sea lugar sostenible y grato para vivir. Nos acercamos a sus 500 años de fundada, lo que obliga contribuir, darnos a la tarea de elaborar respuestas respecto de las problemáticas que la afectan, adoptando una mirada urbana y arquitectónica desde ella, desligada de la tradicional hacia ella.

Focalizarnos en una visión desde la memoria que siempre socorre, la disrupción y gran escala, con la finalidad de comprenderla desde sus habitantes y formas de interacción social, política, económica, cultural; como también desde sus edificaciones patrimoniales, calles, barrios, comunas, localidades, plazas, museos, bibliotecas, espacios públicos, áreas, zonas y demás escenarios que la conforman en todas sus partes e integralidades.

No estudiarla como un objeto puramente académico, sino como un conjunto de perspectivas focalizadas en sus usuarios, generar un nuevo pensamiento urbano para beneficiar la sociedad civil y múltiples actores como aporte fundamental en la constante labor de pensar, diseñar y actuar sobre el espacio urbano, construido en función de la mejora de la calidad de vida de las personas que la pueblan y visitan, camino a una necesaria como vital sostenibilidad.

Asumir sobre ella una postura crítica, constructiva, invitar a adoptar una responsabilidad ética con los ciudadanos y comunidad de las generaciones por venir, como respecto de quienes toman las decisiones en el ámbito urbano. Entender que el derecho a la ciudad es el que tienen los habitantes a habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar ciudades, pueblos y asentamientos urbanos justos, inclusivos, seguros, sostenibles y democráticos, definidos como bienes comunes para una vida digna, lo que implica promover ese derecho para garantizar ciudades sin discriminación, inclusivas, equitativas, igualitarias y con participación ciudadana.

Tiene que ser Santa Marta una ciudad libre de discriminación por todo motivo, acoger las minorías y la diversidad, que respete, proteja y promueva costumbres, recuerdos, identidades, idiomas, expresiones artísticas y culturales no discriminatorias de sus habitantes. De igualdad de género, que adopte las medidas necesarias para combatir la discriminación contra las mujeres en todas sus formas y tome las medidas apropiadas para asegurar su pleno desarrollo, garantizarles la igualdad en el ejercicio y la realización de los derechos humanos, y una vida libre de violencia.

De ciudadanía inclusiva en el que sus habitantes, permanentes o temporales, sean considerados ciudadanos y tratados con igualdad, mayor participación política en el definición, ejecución, seguimiento y formulación de presupuestos de las políticas urbanas y ordenación del territorio. Reforzar transparencia, eficacia e inclusión de la diversidad de habitantes y organizaciones. El Derecho a la Ciudad implica responsabilidades en todos los ámbitos de gobierno y ciudadanos para ejercer, reclamar, defender, promover gobernanza equitativa y función social de todos los asentamientos humanos dentro de un hábitat de derechos humanos.

Que cumpla sus funciones sociales, garantice el acceso equitativo y asequible de todos a vivienda, bienes, servicios y oportunidades urbanas, particularmente para las mujeres, grupos marginados y personas con necesidades especiales, priorice el interés público y social definido colectivamente, garantice un uso justo y ambientalmente equilibrado de los espacios urbanos y rurales, lo mismo que reconozca y apoye la producción social del hábitat humano. Una ciudad con espacios y servicios públicos de calidad que mejoren las interacciones sociales y la participación política, promueva las expresiones socioculturales, abrace la diversidad y fomente la cohesión social; en la que espacios y servicios públicos contribuyan a construir ciudades más seguras y satisfacer las necesidades de sus habitantes, especialmente las relacionadas con los medios de subsistencia.

Una ciudad con economías diversas e inclusivas que salvaguarde y asegure el acceso a medios de vida seguros, trabajo decente para sus residentes, fomente e impulse las economías social, solidaria, compartida, reconozca el cuidado doméstico y el trabajo comunitario desarrollado en gran medida por las mujeres, garantice su pleno desarrollo y se den vínculos urbano/rurales inclusivos que beneficien a las personas empobrecidas en dichas zonas y se les asegure la soberanía alimentaria; una ciudad que proteja la biodiversidad, los hábitats naturales y los ecosistemas de su entorno.

*Saúl Alfonso Herrera Henríquez. saulherrera.h@gmail.com *Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual.

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