Por: José Manuel Herrera Brito
Nuestras unidades territoriales todas y considero que igual las del mundo, necesitan de verdaderos liderazgos que asuman los diferentes retos que las sociedades del Siglo XXI demandan, más cuando las mismas son de suyo diversas y complejas. No bastan ni son suficientes tibias posturas para entrar a la política y el gobierno, escenarios donde se requieren primeras condiciones, sapiencia, saber escuchar, acercarse a la gente, grandeza, generosidad, mística, gallardía, decencia, fortaleza, firmeza, capacidad, lealtad, imaginación, inventiva, innovación, certeza, madurez, verdad, eficacia, eficiencia, iniciativa, pensar en grande, soportarse en la realidad, ser prospectivos, asertivos, estratégicos, leales, capaces, valientes, aspectos que reafirman que la política, la buena y mejor política, es y debe ser para profesionales en la misma, nunca para improvisados personajes sin condición alguna que cuando en ella se encuentran inmersos no hacen más, como es de esperarse, que nadar en imprevisiones, impresiones e improvisaciones que siempre traen consigo funestas y hasta irremediables como irreversibles consecuencias.
Se olvida que entraña u permite el ejercicio de la buena política, la posibilidad de gestionar los activos del Estado nacional, así como también resolver los conflictos dentro de las sociedades adscritas a un estado específico lo que permite la coherencia social, dado que las normas y las leyes que determine la actividad política se vuelven obligatorias para todos los integrantes de ese estado nacional de donde proceden tales disposiciones; de ahí que no puede pensarse, lo que es iluso, que por el solo hecho de estar en la política todo se tiene resuelto, que basta con las campañas mediáticas para solucionarlo todo, que el poder dura para siempre, que las fallidas decisiones no provocan consecuencias, que el abandono y la improvisación no interesan, que las graves fragilidades de la gestión a la que están obligados no importan.
Estar en la política impone ayudar a resolver con buena administración, gestión, oportunidad y gerencia, sobre la base de las propias realidades y necesidades poblacionales, lo importante, necesario, prioritario y urgente. No cabe en el manejo de la cosa pública debilidad alguna, sino el mejoramiento y constructo permanente y continuo. En política debe actuarse siempre bien y mejor, ser pro-activos, impulsar, fomentar, potenciar, obligarse a ser mejor cada día. Dejar de lado lo mediático, lo insustancial, que probablemente sean necesarios para competir en concursos de variedades.
Para entrar en la política debe entenderse que no debe ser ella producto de una oportunidad para ganar posiciones, relevancia, jugar en todo con altas probabilidades de triunfo, de materializar fortuna; sino tener la capacidad para entenderla como debe, tiene que ser y operar en consecuencia en beneficio y aprovechamiento colectivo. Definitivamente para ser un profesional de la política no se requiere únicamente de escuchar a publicistas, consultores en marketing político y encuestadores, ni tampoco se es político solo por haber ocupado un cargo público; se requiere que la ciudadanía conozca sus capacidades, y este a su vez las necesidades y prioridades de la comunidad, identificar y representar sus causas; y repito, de verdaderos liderazgos que asuman en realidad y verdad los diferentes retos que la sociedad de hoy está demandando. Recordémoslo siempre, la política es para profesionales y no para aparecidos, oportunistas ni saltimbanquis. saramara7@gmail.com