Por: Rafael Robles Solano*
A propósito de las importantes y polémicas propuestas del Presidente Petro, para buscar escenarios para ir consolidando la denominada “PAZ TOTAL”, y como corolario a mis dos artículos anteriores en los que me refiero a este complejo tema, titulados: “REFLEXIONES SOBRE LA PAZ GLOBAL Y TOTAL” y “CONSIDERACIONES SOBRE LA PAZ TOTAL” publicados en este medio virtual, estimo pertinente concluir mis apreciaciones exponiendo y recogiendo los cuestionamientos a favor y en contra que se difunden desde diversos espacios, de grupos políticos que no convienen con ella y especialmente de los medios de comunicación afectos a los mismos. Intento desglosar y analizar lo más objetivamente posible, las circunstancias y los factores de violencia que diariamente se conocen, publican y que contribuyen a aumentar las percepciones de temor e inseguridad generalizada que se padecen tanto a nivel urbano como rural y que lamentablemente estimo, serán muy difíciles de erradicar.
Es meritorio reconocer las valerosas intenciones que asisten al Gobierno en pretender adelantar con los restantes actores del conflicto, porque en este breve análisis excluyo a los grupos subversivos a los que me referí en las publicaciones ya citadas, para negociar mediante diferentes procesos de diálogos, buscando el sometimiento de cada uno de ellos, lo cual genera mucho escepticismo, sin embargo, como lo he venido advirtiendo en los aludidos artículos, intentar materializarlo es supremamente complejo, porque conseguir que convengan doblegarse, dejar de lado sus acciones criminales y acogerse al marco legal de la sociedad, cuando llevan años dedicados a valerse de actividades al margen de las leyes colombianas, como ya cite, es difícil de creer, veamos las razones que me asisten:
- Lidiar especialmente con las bandas delincuenciales urbanas dedicadas a todas las clases de operaciones ilícitas como extorsiones, sicariatos, comercio de drogas, los juegos de azar, la explotación sexual, que les dejan exorbitantes ganancias libres de impuestos, personalmente me parece utópico que acepten desmantelar sus redes y renunciar así no más a los pingues ganancias, para reinsertarse socialmente como personas productivas. Además, esto no significa que, por el hecho de procurar su reinserción social, se les pueda y deban indultar sus múltiples delitos, generando reprochable impunidad.
- De otra parte, conseguir que los integrantes de dichas bandas, en su mayoría conformada por jóvenes de los llamados parches de los barrios más humildes de las grandes ciudades, donde chicos y chicas se crían al margen de la escolaridad, provenientes de hogares disfuncionales, en el que los padres, cuando los tienen, suelen ser adictos, alcohólicos y generalmente viven al borde de la ley, que no tienen ambiciones diferentes a las de engrosar a aquellos grupos que les permitan acceder la denominada vida fácil, de rumbas, vicios y derroche de los dineros mal habidos, que no tienen hábitos, ni disciplina para capacitarse, difícilmente lograran convertirse en seres que se inserten activa y positivamente la sociedad.
Finalmente, tenemos los poderosos carteles mafiosos, con características sociológicas y corruptas, dueñas entre otras del tráfico de estupefacientes y de personas, el contrabando, la minería ilegal, el lavado de activos, etc. Que al parecer están muy interesadas en negociar con el Estado para retornar a la sociedad, previo a desmantelar y someterse a la justicia en busca de consolidar escenarios reales para la materialización de los propósitos de PAZ TOTAL, conviene analizar no solo las implicaciones jurídicas de los procesos legales que concurren al mismo y sobre los que se pretende edificar estos beneficios a favor de aquellos que se encuentran al margen de la ley, de modo que estructurar las condiciones de sometimiento a la justicia transicional de cada uno de ellos, en principio se puede calificar como utópico, dados los múltiples factores de violencia que los motivan, lo cual conlleva a que el Estado de una parte, tenga que asumir compromisos serios para ofrecer soluciones que permitan ir transformando sus condiciones de vida, brindando y facilitando a sus integrantes oportunidades de estudio, de salud, vivienda y trabajo dignos, lo cual implica asumir de inmediato programas socio económicos sin antecedentes en Colombia, para construir entre todos, un país con una sociedad con menos inequidades como las que nos agobian en la actualidad. Y concluyó afirmando que esto, no acabará con todos los factores de violencia.
*Rafael Robles Solano. Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. lideresocial@hotmail.com