Por: Ethel Carolina Cerchiaro Figueroa*

Importaría para nosotros en contexto de integrales avances,impulsar experiencias de turismo comunitario con nuestras comunidades, buscarles formas alternativas de subsistencia. Una opción sería el turismo comunitario, para convertirlo en una importante actividad de ingresos para la comunidad, ya que contribuye además a recuperar la memoria local, histórica y cultural. Es generarlo y alrededor del mismo activar iniciativas de servicio dentro de la comunidad; crear procesos interculturales con los turistas que hagan uso de este servicio; y, que la población tome más conciencia de la importancia del territorio y de los recursos que existen en él, entre otros aprendizajes.

Debemos tener unas comunidades que lo impulsen, desarrollar iniciativas para optimizar sus espacios y la calidad de servicios para las personas que hagan uso del turismo comunitario, tales como Talleres Arte con la naturaleza, que implique territorio, identidad y sustentabilidad, iniciativa ésta que deberá tener como propósito hacer del espacio de la comunidad un constructo que refleje su hacer y quehacer ancestral.

No podemos seguir viendo a nuestras comunidades y al campo como sinónimo de atraso y a la ciudad, como referente de progreso y de civilización, señalamiento en el que el sistema educativo ha contribuido a que dichas visiones determinen las metas de las distintas generaciones; razón por la que niños, y jóvenes tengan como ideal, vivir en la ciudad. Es visión que va ganando terreno y contribuido a que valores y prácticas comunitarias se debiliten, que las visiones urbanas se posicionen en su mentalidad y se convenzan efectivamente de que las que se dan en el campo, sean cuales fueren, se les mire como sinónimo de atraso, de pobreza, y las personas de su esencia se distancien de sus orígenes, de su apego al terruño y se desvíen imitando prácticas de desvalorización del trabajo agrícola, y de discriminación a la población de allí provenientes.

El sistema educativo forma profesionales sin la conciencia de valorar la importancia del campo, de las comunidades y de lo que en él se haga y ellas hagan, con la misma medida que se le da a la ciudad. Importa reevaluar esta situación, que las autoridades se motiven y las personas se valoren. Que se respete, impulse y fomente el trabajo comunitario y se haga de sus espacios lugares ideales para vivir y proyectarse de la mejor forma y manera posible.

Conscientes debemos ser de la importancia de proyectar a nuestras comunidades a todos los niveles, sector este de la población, que entre líneas deja al descubierto el temor que muchos tienen de pensar que en corto tiempo podrían gobernar sus espacios políticos. Independientemente de lo cual, interesa, al menos de momento, entrar a fortalecer el trabajo de nuestras comunidades en sus territorios. Administradora Financiera. Especializada en Gerencia Pública

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