Por: José Manuel Herrera Brito*
Claro queda y ha quedado siempre través de la historia, que lo que es y denomina ausencia de voluntad política, es más que la simple falta de determinación de un gobierno; debido a que sus consecuencias son de suyo devastadoras para el desarrollo y bienestar del país y sus pobladores; y lo que peor, vemos como cada vez más los gobiernos manifiestan una muy escasa disposición para abordar problemas tanto urgentes, prioritarios, necesarios e importantes, así como carencia de liderazgo decisivo capaz de potenciarnos como Estado.
Es evidente la falta de voluntad y capacidad para enfrentar temas económicos como el desempleo, recesión y reactivación, crisis que destruye, dada la ausencia de medidas significativas y pasividad rampante frente a las emergencias que nos conducen a un constante deterioro; como por ejemplo en materia de educación, donde es palpable la ausencia de inversiones y esfuerzos para mejorar la calidad e infraestructura, problema de larga data y funestas consecuencias que ha hecho mella en tantas generaciones, erosionando sus principios y en sus sólidos valores cívicos.
No se ha querido entender que la falta de acciones y visión de largo plazo limita la creación de oportunidades e impide la formación de jóvenes preparados para enfrentar los retos por venir, a lo que se suma la negligencia en los sistemas de atención médica y la inacción ante los muchos problemas de salud pública que se padecen, los cuales reflejan falta de voluntad para solucionar sus deficientes servicios que afectan en más que grave manera, la calidad de vida de la población que adolece de necesarios y suficientes como adecuados servicios médicos.
De otro lado, sufrimos la aberrante corrupción que nos carcome y funge como un lastre que nada que enfrentamos ni combatimos de frente, y en lo que se siente loa ninguna coordinación gobiernos locales / regionales / gobierno central, al igual que la falta de voluntad para abordar problemas que socavan la confianza en las instituciones. Las perdidas monetarias por corrupción paralizan las inversiones, hacen retroceder los territorios, ahondan la distribución inequitativa de recursos, exacerba la desigualdad social y de paso hace olvidar que la falta de medidas eficaces contra la corrupción refuerza la percepción de impunidad y debilita la integridad del sistema.
En cuanto a la crisis de seguridad ciudadana, entendida como el proceso de establecer, fortalecer y proteger el orden civil democrático, eliminando las amenazas de violencia en la población y permitiendo una coexistencia segura y pacífica, que tiene como objetivo enfrentar desde una perspectiva integral la prevención, investigación y persecución de los delitos, con base en la integridad policial, así como redireccionar la estrategia estatal contra la delincuencia, a fin de disminuir la comisión de ilícitos y fortalecer el Sistema de Información Criminal Estatal., a efecto de dar cumplimiento a que pueda considerarse como un estado de ausencia de peligros y de condiciones que puedan provocar daño físico, psicológico o material en los individuos y en la sociedad en general para que se encuentre libre y exenta de riesgo; de ahí que su importancia sea rn cuanto componente fundamental, defender los valores constitucionales y alcanzar los ideales de justicia, prosperidad y progreso, por ser pilar esencial en la conservación, la estabilidad y la continuidad del Estado, así como de la vida y del bienestar de sus ciudadanos.
Es por lo cual, que la ausencia de voluntad política en cuanto a la seguridad ciudadana tenga consecuencias extraordinariamente graves, entre las que podemos contar el exagerado aumento de la criminalidad, desconfianza poblacional en las instituciones, pauperización de la calidad de vida, escasa por no decir que apenas asomos de inversión en tecnologías y verdaderos programas de prevención del delito. La migración masiva con indocumentados y la delincuencia “importada”, pone de manifiesto la inacción de nuestros gobiernos frente a este problema que es verdaderamente apremiante, toda vez que la inseguridad afecta la cohesión social con implicancias económicas que desalientan de plano las inversiones.
Un gobierno eficiente y confiable proyectar liderazgo, rodearse de asesores, conformar equipos de especialistas con conocimientos en áreas clave, experiencia en gestión de políticas públicas y financieras; liderar crisis, estrategias tecnológicas y establecer firmes relaciones internacionales; ya que la evaluación proactiva de riesgos e integración de prácticas sostenibles son esenciales, en atención a que las competencias, comprometidas con el bienestar público, son clave para generar confianza, atraer inversiones y construir una imagen sólida territorialmente hablando.
La ausencia de personajes idóneos en los gobiernos, sin experiencia para abordar la grave crisis política, económica y social, compromete la estabilidad y desarrollo de los mismos, por lo que hay que pensar en grande, ser políticamente distintos para bien, acudir siempre a la experiencia y capacidades intelectuales que denotan el querer acertar, lo que es un paso más para enderezar rumbos. No puede ser, como evidente es, que la ausencia de voluntad política de nuestros gobiernos, afortunadamente muchos de los cuales ya de salida, amenazaron con seguir estancando nuestros desarrollos y exponiendo a la comunidad a todo tipo de peligros que afectaron su bienestar, seguridad y porvenir, lo que hace imperativo que los nuevos gobiernos asuman su compromiso real y decisivo abordando problemas en beneficio de la prosperidad y estabilidad de todos, por cuanto no podemos seguir cohonestando seguir siendo pueblos al garete. saramara7@gmail.com