Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*
En esto de honrar la palabra lo importante no es prometer, sino cumplir, en la afirmación que la persona vale lo que su palabra sea. Honor es jurídicamente hablando, el derecho a actuar administrativa o judicialmente contra quien profiera expresiones o imputaciones de hechos falsos que hagan desmerecer la consideración social e individual de una persona, se aplica como homenaje a alguien o algo, es complemento que expresa la persona o cosa homenajeada, así como cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto de los demás y de uno mismo; de ahí que la persona valga por todas las cosas buenas que están escritas en su alma, por los valores y principios que contiene, su fortaleza de espíritu, su voluntad inquebrantable, amor y respeto a la vida, fundamental sobre todas las cosas, por el valor de su negocio o palabra y de todas sus buenas acciones, como se ha considerado siempre.
Como sistema de gobierno, la democracia se erige sobre principios fundamentales que buscan garantizar la participación ciudadana, la igualdad y la representación justa, contexto en que el honor emerge como un soporte esencial que debe presidir los cargos públicos, ser consustancial en los servidores públicos, estar estrechamente vinculado a la ética, la integridad, ser crucial para mantener la confianza de la sociedad en sus líderes y fortalecer la salud del sistema democrático.
Entendido como la calidad moral que impulsa a una persona a actuar con rectitud y responsabilidad, es el honor una relevancia especial en el ámbito de los cargos públicos, investidos quienes a ellos llegan con la confianza de la ciudadanía para tomar decisiones que afectan a toda la comunidad, por lo que debe convertirse el honor en la guía que ilumine sus acciones y debe manifestarse desde la transparencia y la rendición de cuentas, en el entendido y la comprensión que la apertura y la disposición a informar a la población sobre las decisiones tomadas, como los motivos que las sustentan, son esenciales para fortalecer la confianza pública; razón por la que los líderes honorables no temen la luz de la transparencia, sino que la buscan como un mecanismo para garantizar que sus acciones estén alineadas con el interés general, primando siempre sobre el particular en defensa de los intereses superiores de la comunidad y de los sagrados recursos públicos. El honor adorna, hace que mucho importen las acciones de las personas de cara al destino de sus habitantes y nación entera. Denota responsabilidad absoluta, misma que se demuestra cumpliendo los compromisos adquiridos y el apego a la razón y a lo pactado.
Honor traduce cualidad moral que lleva al recto cumplimiento del deber y hace a quien lo posee acreedor al respeto de los demás y a la propia estima. Una persona de honor es alguien que se ha ganado el respeto de los demás y de sí mismo. Se ha ganado ese respeto por cuanto ha resuelto todos sus dilemas morales favoreciendo su dignidad humana e impidiendo que su condición de persona honorable sea vulnerada bajo punto de vista alguno. rubenceballos56@gmail.com
* Jurista