JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

La historia es la disciplina que estudia y expone, de acuerdo con determinados principios y métodos, los acontecimientos y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento presente. También, el conjunto de estos acontecimientos y hechos, especialmente los vividos por una persona, grupo o miembros de una comunidad social.

Como una disciplina del campo de las ciencias sociales reconstruye el pasado a partir de documentos y evidencias (de tipo material y oral) que son clasificadas, valoradas, interpretadas, cuestionadas y conectadas con otros hechos, mismas que se someten a un análisis crítico con la intención de comprender y explicar las dinámicas de las sociedades del pasado. La intención del historiador al ejecutar esta tarea es responder preguntas muy concretas que surgen desde el presente y se plantean a partir de las necesidades de su tiempo, por lo tanto, la historiografía (que es la historia escrita desde la investigación y la reflexión del pasado) narra, describe y explica ese pasado a la luz del presente.

Como ciencia social es aquella que estudia al hombre en sociedad y en tiempo pasado. Es decir, los hechos históricos del pasado en el que los hombres son partícipes. El grande objetivo de la historia es poder reconstruir el pasado y comprender el presente gracias al estudio del pasado. Es además la narración de los sucesos del pasado, generalmente los de la humanidad, aunque también puede no estar centrada en el humano. Asimismo, es una disciplina académica que estudia dichos acontecimientos.

La memoria, es la capacidad mental que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.). Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado. Es algo más complejo que un simple proceso mental. Se encarga de la codificación, almacenamiento y recuperación de la información. Nos permite recordar acontecimientos, ideas, relaciones entre conceptos, sensaciones y en definitiva todos los estímulos que en algún momento hemos experimentado. Hablamos de un proceso mental que es clave para el aprendizaje y por tanto vital para la adaptación del ser humano. La capacidad de aprender y de recordar lo aprendido nos hace entre otras cosas poder tener una mayor adaptación social.

Indica lo visto que memoria e historia son asuntos distintos, y como tal no está bien, ni debe ser dable, invadirse sus terrenos una y otra. La historia, se ha venido sosteniendo, no es ficción, sino ciencia verificada y verificable, ceñida al estudio de las fuentes, y por ende, que los historiadores no pueden encaminarla por caminos de invento ni de ficción. Desde luego que se puede reescribir la historia, pero repito, sin inventos ni ficciones.

La historia merece y hay que reivindicarla en su componente científico, enfrentar los estereotipos negativos que pesan sobre nuestra historia y que son ficción y no historia, y de lo que se trata es recordar las verdades históricas, lo cual lleva a tener una imagen verdadera de la realidad, ya que el peso del pasado, sea cual fuere, no puede determinar el futuro que obligados estamos a construir, en el que hay que tener en cuenta que de manera irremediable vamos camino hacia un mundo de ciudades en red, como se viene propalando.

Exenta debe estar de inspiraciones ideológicas de diverso cuño, lo que la desvirtúa de conformidad con sus propias visiones, mismas que la involucionan y perjudican el concepto de progreso en lo técnico, económico, y libertades. Contribuye a esa involución la confusión historia/memoria, última esta selectiva, arbitraria, caprichosa, olvidadiza, y peor aún, es que ve los hechos del ayer con la mentalidad del hoy, lo cual es más que peligroso, ya que como dijera Ortega y Gasset, “toda realidad ignorada prepara su venganza”.

Grave consecuencia de la involución, nos señala Rodríguez Lafuente, es el “papanatismo cultural, el acoso a lo íntimo, o el desvanecimiento del concepto de auctoritas”; además del carácter impostado de muchos de esos fenómenos y la existencia de una voluntad de ingeniería social que supone un ataque a la libertad individual. saramara7@gmail.com

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