Por: Anny Margarita Herrera Villa*
En esto de estructurar bien los proyectos camino a superiores resultados, bien podemos comenzar considerando que cualquier negocio es un proyecto, y lo real es que se querrá siempre que nuestros negocios sean exitosos. Por otro lado, existen metodologías que permiten armar proyectos. ¿Qué tenemos hasta ahora? Negocios que son proyectos. Nuestro deseo de tener negocios exitosos. Metodologías que permiten armar proyectos. En paralelo, tenemos nuestra actual realidad, gente que por distintas razones se convierte en micro emprendedora. Está sin trabajo, desea tener más ingresos, quiere cambiar de vida o simplemente no tiene otra opción. Finalmente, esos emprendimientos se convierten en negocios que también son proyectos. A nuestra lista anterior, le agregamos el concepto de Emprendedor. Ahora, muchas veces tenemos una idea que podría ser brillante y cuando tratamos de implementarla, nos quedamos por la mitad: eso no es un emprendimiento.
Entonces: ¿qué hacer? Si seguimos la anterior línea de pensamiento, es decir, que caemos en la categoría de emprendedores o ya participamos en un proyecto, tenemos un negocio o emprendimiento, deseamos que crezca y tienda a ser exitoso, nos queda la utilización de una metodología que nos ayude en ese camino. Ya podemos comenzar realmente… El objetivo de las metodologías es lograr que los proyectos minimicen sus riesgos, sean consistentes a lo largo del tiempo y permitan que los integrantes participen adecuadamente en los mismos. Son las que permiten armar el esqueleto.
Existen cuatro variables que se relacionan y servirán como guía a dicho esqueleto: 1. Costo: Qué tipo de costos vamos a manejar. 2. Performance: Cuál es el grado de performance deseado. 3. Tiempo: Con qué plazos nos encontramos cómodos. 4. Alcance: Cuáles son los límites y alcances de nuestra idea. La combinación de las tres primeras de ellas siempre nos dará como resultado a la cuarta: el Alcance. En el camino a la implementación de cualquier proyecto se deberían seguir un número de pasos en función del tipo de proyecto deseado que dependerá de las variables anteriormente citadas. Es decir que antes de salir a la cancha, se debe cumplir un par de requisitos. Desde la definición del objetivo del proyecto, el objetivo de los participantes, pasando por la estrategia a seguir, el análisis de los factores críticos de éxito y así sucesivamente, vamos trabajando con una línea de pensamiento.
Todos los pasos son importantes: Definición de los objetivos. Definición de la estrategia. El plan de implementación. El plan de seguimiento y retroalimentación. Así como sus sub-etapas, por ejemplo: Dentro de los objetivos: la misión. los límites y alcances. las prioridades. Dentro de la estrategia: los factores críticos de éxito. las fuerzas y debilidades, etc. Dentro del plan de implementación: la estructura de tareas. los responsables-. los costos de cada una de ellas. Todo esto se va alimentando en forma continua y cada uno de los pasos está directamente relacionado con el anterior. Como ejemplo: Si nuestro objetivo es armar un proyecto que consista en poner un Estudio de diseño para empresas de alto nivel en la Ciudad, deberemos asegurarnos que: Todos los integrantes del proyecto estén de acuerdo. La estrategia consistirá en ofrecer servicios de alta e diferentes a los que se ofrecen en el mercado (Ej: servicios de diseño muy elaborados). Las tareas y planes a realizar serán consistentes con este objetivo y la estrategia elegida.
Ahora, si decidimos agregar productos propios a nuestra oferta deberemos preguntarnos lo siguiente: Cambiamos nuestro objetivo, ampliándolo a “Desarrollo y gestión de diseño”. O bien, descartamos incluir un producto que no coincide con nuestro objetivo propuesto: “desarrolladora de servicios”.
Aunque parezca un razonamiento muy elaborado, la consistencia del proyecto dependerá de esta decisión porque, si agregamos el “desarrollo de producto” y no tocamos el objetivo tendremos problemas como que: 1. Deberemos redefinir los procesos. Es muy posible que los productos tengan otro tipo de proveedores, mantenimiento y logística. 2. Deberemos considerar otro tipo de estructura de ingresos y costos para este producto en especial. 3. Los clientes no tendrán la misma percepción del negocio. 4. Situaciones “sorpresivas” que no sabremos manejar.
Si realmente deseamos comercializar productos propios, quizás deberíamos armar un negocio en paralelo, teniendo en cuenta, a su vez, que, si la rentabilidad de dicho producto es lo suficientemente importante, quizás nos interese más que el negocio original.
En conclusión, podemos decir que, para poder lograr nuestro objetivo, luego de haber identificado una idea atractiva, debemos ser lo suficientemente creativos para desarrollar una estrategia exitosa y recién luego dedicarnos al “cómo lo implementaremos”. Paso por paso y dando la importancia que se merece a la metodología, lograremos acotar el riesgo que trae cualquier negocio.
*Ingeniera Industrial. Especializada en Proyectos de Desarrollo