lisbeth barraza escorcia

Por: Lisbeth Paola Barraza Escorcia*

Las violencias de distintos tintes que padecemos no deben ser más. Importarnos, preocuparnos y ocuparnos de ello, ya que siguen creciendo de forma imparable, tomando nuevas formas y sin vislumbrar ni siquiera de lejos la luz al final del túnel. Muchos son los asesinatos sufridos por nuestra gente, a los que hay que adicionarle los miles de desaparecidos que se comenta están en algunas de las fosas clandestinas dispersadas por todo el territorio patrio.

Preocupa más aún que quienes tales asesinatos comenten nos notifican que avanzan cada día y cada vez más en una, más sádicas y menos humanas maneras de cometer sus atrocidades, hasta el punto que los más cruentos o terroríficos episodios de la ficción cinematográfica se quedan cortos al ser un pálido reflejo de los bárbaros acometimientos que día a día llevan a cabo estos desalmados criminales de distinta naturaleza, origen y propósit6os a la menor provocación. Pero peor que todo es la impavidez como en que impávidos, callados o indefensos permanecemos. Cualesquiera nuevos actos de violencias nos indignan unos cuantos días para luego olvidarlos, a pesar de ser parte de nuestra violenta, impresentable e injustificable colombianidad.

Nadamos en sangre por todos los costados y todo sigue igual. Pasan los segundos, horas, días, semanas, meses, años y no aprendemos nada de los aciertos y errores cometidos. Pocas o ningunas son las ideas nuevas o estrategias para revertir las olas de violencias de las que también poco o nunca se encuentran a los culpables. No hay una propuesta cierta de seguridad integral, apenas algo de preocupación que muchas veces suenan cínicas e indiferentes. Resolver el problema antes de que se termine de implantar de forma permanente en nuestra sociedad, dentro de nuestras familias y se fije en nuestras células, debería de ser prioridad Uno A, un todo primordial, así como corrupción, injusticia, impunidad, nepotismo, crimen, asesinatos, sangre en las calles, en mayúsculo detrimento de los nuestros que salen todos los días a trabajar por una mejor Colombia. Parecieran inexistentes integración, cohesión, tejido social y el Estado de derecho. Y la justicia bien gracias. Es desgraciadamente la que se hace en calles y rincones por el más fuerte, por el más armado.

Aspiramos y esperamos que nuestras autoridades diseñen e implementen una estrategia de seguridad que demuestre que el país es más fuerte que los criminales y nos reafirme que todos nos podemos involucrar y no somos indiferentes frente a la gravísima situación que impera en nuestro territorio patrio.

*Lideresa Social Comunitaria. Conferencista. Tallerista. Columnista

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
1
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *