Por: José Manuel Herrera Brito
Se nos dice desde las ciencias sociales que existe en el mundo contemporáneo una falta de ética, lo que requiere redefinir conceptos básicos de las ciencias sociales e ir nuevamente, con certeza, voluntad y decisión, tras la necesidad de anteponer lo social a lo individual, al tiempo de elevar a tope la razón humana y su autonomía. También, corregir tópicos, prejuicios y actitudes que incurran en omisiones que a la postre determinan erróneos postulados, lo que no debiera ser, toda vez que como seres racionales nos contienen condiciones de suyo superiores, independientemente de cualquier vulnerabilidad existente.
Desde la autonomía e independencia que podamos tener y que da forma a una concepción social (completa o incompleta), como seres humanos vamos a necesitar siempre de otros para poder desarrollarnos; y, solo a través de los demás podremos convertirnos en racionales e independientes. El desarrollo de nuestro razonamiento y obrar éticos solo serán posibles como miembros de nuestra especie dependiente; y vamos a requerir de otros seres humanos para desarrollar facultades racionales, de interacciones mutuas y de redes de dependencias para la consecución del bien común.
El reconocimiento de la dependencia es la clave de la independencia. La racionalidad independiente requiere vulnerabilidad y dependencia. Todo actuar virtuoso es previo a la acción; y, un razonamiento práctico sólido y eficaz es la realización de una acción: misma que es lo mejor que puede hacerse en expresas circunstancias. El razonamiento que conduce a la acción debe comenzar por identificar lo que está en juego en cualquier situación y en las amenazas sobre ellas, a fin de razonamientos mejores cuya conclusión sea una acción justa, sin que ello indique ni signifique caer en la misericordia, como tampoco sobre la necesidad de proteger y ser solidarios solamente con los más débiles, sino con los demás, en lo que las relaciones sociales son el camino para llegar hasta allí, las cuales necesariamente deberán estar permeadas de virtuosismo, en el entendido que para florecer hacen falta las virtudes que permiten actuar como razonadores prácticos, independientes y responsables, como las que igualmente permiten reconocer la naturaleza y el grado de dependencia en que se está respecto a los demás.
Adquirirlas y ejercitarlas solo son dables en la medida en que se participa en las relaciones sociales de reciprocidad, reglas de la ley natural y formas políticas y sociales necesarias para alcanzar el bien común. Mercado, Estado, familia, no pueden crear el tipo de asociación política y social capaz de mantener y transmitir las virtudes necesarias para el florecimiento humano, que requiere para darse, una identificación comunitaria según las virtudes del reconocimiento de la dependencia, que se estructura por redes de reciprocidad en las que los individuos comparten un conjunto de compromisos morales, en la que las actividades de los miembros que buscan el bien común están moldeados por la racionalidad práctica, y en los que se actúa bajo los mandatos de la justa generosidad.
Las pequeñas uniones de interacción deben ser objeto de estudio y punto de partida para expandir el bien común a niveles más amplios, en lo que nos ayudan las redes de reciprocidad, que nos llevan a identificar mejor las relaciones de reciprocidad que ya existen en las comunidades que habitamos y descubrir la existencia de un reconocimiento compartido del bien común, más allá de lo imaginado.
El bien común en la postmodernidad requiere en vía de ser replanteado, los valores fundamentales de la existencia humana; más, por cuanto hoy son evidentes falta de criterio y una sólida definición de los valores fundamentales. El bien común es condición inherente para surgir como comunidad, por lo que no puede ser un valor estático, sino un todo fundamental que reduzca las complejidades en la procura de los objetivos y propósitos superiores de la colectividad en ruta a su humano como permanente florecer, estadio superior este y síntesis de lo que debe ser la vida en sociedad, debiendo incorporarse en su consolidación, la existencia virtuosa a nuestras comunidades. saramara7@gmail.com