Ruben Darío Ceballos Mendoza

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Mayo 29 y junio 19 del año en curso, de conformidad con las tendencias que se nos muestran, estaremos asistiendo los ciudadanos colombianos a certámenes decisivos para defender de la mejor manera posible la democracia, la estabilidad del país, las libertades de las que gozamos y el Estado de Derecho. Se darán en las fechas indicadas nuestras elecciones presidenciales, rodeadas de las adversidades y sin sentidos muchos que mal y peor caminan en Argentina, Bolivia, Chile, Honduras, Nicaragua, México, Perú y Venezuela, países sumidos sin rumbos ciertos en pobreza, como en sinnúmero de desmanes políticos demagógicos, autoritarios y claramente populistas.

Países todos, como igual nosotros, afectados en materia grave por la triple emergencia sanitaria, económica y social generada por el aún vigente Covid-19 que ha potenciado grandemente la pobreza total y extrema, que ha afectado y notoriamente perjudicado a las empresas, así como aumentado radicalmente los índices de desempleo, circunstancia imprevisible de orden externo que ha sido y es aprovechado miserablemente por facciones políticas, a la que suma inestabilidades por ellos mismos creadas, como fue el pasado Paro Nacional, que mezquinamente han utilizado y lo siguen haciendo como caballo de batalla, lo que les ha dado, juzgar por las encuestas, importantes resultados que para muchos no corresponden ni corresponderán con la realidad que se reflejará en las urnas.

Todos los mandatarios de las naciones referenciadas han manifestado su apoyo y respaldo al candidato de la izquierda en el país, así como del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, situación que no se entiende si se tiene en cuenta que como gobernante de la ciudad capital colombiana fracasó y fue su gestión en dicho cargo un todo caracterizado por falsas promesas, incumplimiento de propuestas, baja popularidad y escándalos políticos de trascendencia.

Es el discurso y visión de la izquierda colombiana de total resentimiento, odio, polarización, demagogia y populismo, lo que utilizan como herramienta e instrumento político, lo mismo que abiertamente atentatorio contra las instituciones democráticas, el Estado de Derecho y las libertades de las que gozamos como ciudadanía. Miente el candidato de izquierda cuando afirma que está a favor de las clases populares y se declara en contra de la desigualdad, Lo que si es cierto que su perorata analizada en concreto no pasa de ser un proyecto de orden político contentivo de inexactitudes que apuntan a agravar la situación de personas en estado de marginalidad, misma que de contera empeorará y profundizará inequidad, desigualdad y por ende obstaculizara todo desarrollo y crecimiento económico.

No podemos, y ello debemos entenderlo y comprenderlo con claridad meridiana, que bajo ningún punto de vista ni circunstancia alguna podemos hacerle el juego a quien o quienes pretenden para el país un proyecto político que solo apunta a consolidar como parte de una estrategia de horror entronizar el fallido socialismo del S XXI en Colombia, sobre todo cuando han alternativas válidas que permitirán sacarnos a flote más temprano que tarde y más pronto que después. Es igualmente entender con Oskar Schindler, lo que es totalmente cierto, que en los gobiernos de derecha, la izquierda crece, critica, marcha, hace huelga y trina. En los gobiernos de izquierda, la derecha no existe, los opositores son encarcelados o fusilados, no hay huelgas, no hay redes y duran hasta que se acaba la riqueza que dejó la derecha.

*Rubén Darío Ceballos Mendoza. Jurista. rubenceballos56@gmail.com

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