Por: Alison Rodríguez*
Mucho antes de comenzar a transportar pasajeros, este tren a vapor que recorría alrededor de mil kilómetros, sus rieles hicieron crecer la economía nacional. Aunque hoy en día parece prácticamente imposible hacer un recorrido en tren desde la capital de colombia hasta la paradisiaca Santa Marta, alrededor de 1950, este era un lujo que muchos se podían dar. Durante la época maravillosa de los ferrocarriles nacionales, los puertos de las principales ciudades costeras se comunicaban con el centro del país mediante rieles. una de esas rutas fue el expreso del sol, que conectaba la helada bogotá con las hermosas playas de la perla de américa. Dicha línea férrea no solo representó un logro tecnológico de su tiempo, sino también una puerta abierta a nuevas oportunidades para los colombianos.
El Expreso del Sol: un viaje histórico en locomotora de Bogotá a Santa Marta. El Expreso del Sol fue una obra maestra de ingeniería que marcó un hito en la historia del transporte en Colombia. Aunque no se conoce una fecha exacta de su inauguración, se sabe que fue a mediados del siglo pasado. Su trayecto, que atravesaba una serie de paisajes diversos, desde montañas escarpadas hasta la salida al mar, fue una hazaña de la ingeniería ferroviaria que en su momento facilitó el acceso a los recursos naturales, el comercio y el turismo.
Pero este recorrido no inició transportando personas, brindando la posibilidad de viajar a una ciudad a mil kilómetros, sino que comenzó siendo un viaje de carga y marcando un crecimiento para la economía nacional. Facilitó el transporte de mercancías de productos agrícolas, desde el interior hacia los puertos caribeños, impulsando así el comercio. Partiendo de Bogotá a 2,640 metros sobre el nivel del mar, este tren paraba en La Dorada, Puerto Berrío, Barranca y Gamarra, y llegaba a la costa después de 26 horas de trayecto, varios climas, varios pueblos y varias comidas.
El tren a vapor contaba con restaurante y literas, en el que las familias bogotanas en vacaciones viajaban con carro y perro incluidos. A pesar de que recordar dicho recorrido es impresionante, también es darse cuenta que desde tiempos inmemorables la corrupción hace parte de la realidad colombiana, pues terminó devorándose a los Ferrocarriles Nacionales, empresa que operaba las vías férreas y en palabras de Diego Trujillo para Semana «nos condenó a integrar la vergonzosa lista de los pocos países en el mundo que no tienen un sistema ferroviario».
El 13 de mayo de 1992, el periódico El Tiempo ponía en sus titulares «Hoy, último viaje de Ferrocarriles Nacionales» anunció la noticia de que llegaba a su fin el servicio de transporte de pasajeros. Estos nacieron en 1954, cuando el Gobierno Nacional de ese momento unificó bajo una sola administración las diferentes empresas ferroviarias que había en Colombia. Durante el mandato de Virgilio Barco se decidió liquidar la empresa, debido al deterioro administrativo, operativo y económico de la misma.
Muchos de los equipos que manejaba la empresa fueron traspasados a otras compañías y el manejo de las carrileras se puso a cargo del Gobierno a través de la Empresa Colombiana de Vías Férreas (Ferrovías) el 15 de agosto de 1991. Para muchos no existe un sonido más nostálgico que el pito de un tren, pues durante años significó un adiós y en el caso del Expreso del Sol fue uno para siempre. En la actualidad, el viaje entre Bogotá y Santa Marta se realiza principalmente por carretera y avión, pero el Expreso del Sol sigue siendo una parte importante de la historia del transporte colombiano. Su influencia y el impacto en el desarrollo de Colombia continúan siendo recordados y celebrado.
*Comunicadora Social – Periodista