Por: David Gonzalo Duarte González*
Educación, nos refiere la formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva de las personas de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenecen, como también la transmisión de conocimientos a una persona para que esta adquiera una determinada formación; salud, nos dice la Organización Mundial de la Salud -OMS-, es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades; y, bienestar, estado de la persona cuyas condiciones físicas y mentales le proporcionan un sentimiento de satisfacción y tranquilidad.
Una educación de calidad se ha dicho siempre, es el soporte, el cimiento de la salud y el bienestar; de ahí que se diga que para llevar una vida productiva y saludable cada individuo debe poseer los conocimientos necesarios para la prevención de enfermedades y patologías. Para estudiar sin contratiempos como es debido niños y adolescentes necesitan una alimentación adecuada y gozar de buena salud. Las estadísticas presentadas por el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO demuestran que el alto nivel de educación alcanzado por las madres contribuye al mejoramiento de los índices de vacunación y de la nutrición de los niños, reduce el número de muertes infantiles que se pueden prevenir, así como la mortalidad materna y el número de personas infectadas.
De por sí, la educación es ya un elemento catalizador del desarrollo y de la acción sanitaria. La llamada Declaración de Incheon de 2015, corrobora que la educación desarrolla las competencias, los valores y las actitudes para que los ciudadanos gocen de una vida saludable, tomen decisiones bien fundamentadas y afronten los problemas a escala local, regional, nacional, continental y desde luego mundial.
El objetivo debe y tiene que ser, en atención a lo expuesto, y de ello deben preocuparse a cabalidad los estados, prestar todo el apoyo que necesario sea a la contribución de los sectores de la educación a nivel nacional en la lucha por una buena calidad de vida en todo su espectro, así como con miras a promover el mejoramiento de la salud y el bienestar para niños y jóvenes. Se trata de focalizarse en afianzar la colaboración entre los sectores de la educación y la salud, lo que reflejará un reconocimiento a todos los niveles interna y externamente cada vez mayor, en la certeza y es ello de conocimiento general, que un enfoque más completo de la salud en toda su dimensión y una acción conjunta de todos sectores son necesarios.
La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, como dijimos; y el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social. La salud y el bienestar provoca una drástica mejora en la calidad general de vida de una persona, por lo tanto, la importancia de la salud debe ser tomada en cuenta por todos, sin importar que seamos jóvenes o mayores, ya que ésta tiene un gran impacto en nuestro rendimiento y la eficiencia en general.
*David Gonzalo Duarte González. Profesional de la Salud. Especializado en Gerencia en Seguridad en Salud en el Trabajo. dago1286@hotmail.com