Periódico El Derecho

Educación, desarrollo, crecimiento y bienestar siempre serán grandes retos para los pueblos que desean ser integralmente prósperos, en lo que importa que se superen de manera permanente y continua, en lo que interesa superar sus crisis sean política, de seguridad o cualesquiera otras, en lo que se impone intensificar por parte de todos los más de los esfuerzos colectivos, a fin de atenderlas, hacerle frente a dichos obstáculos, turbulencias e inestabilidades y avanzar, satisfacer las necesidades inmediatas e invertir en el desarrollo, en lo que es clave la participación de empresas, gobiernos e instituciones educativas.

Es mirar hacia el porvenir, innovar, convertir políticas, mercados y aprendizajes en crecimiento y prosperidad para la población. Entender que los mercados impulsan el crecimiento económico, sacar provecho de la ilimitada capacidad de personas y empresas para innovar, invertir, crear empleo e incrementar ingresos, y buscar su aporte para el financiamiento requerido para hacer frente a las principales prioridades de desarrollo para poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida, en lo que sector privado y mercados financieros deberán canalizar nuevas inversiones para desarrollar estas economías.

Adecuadamente aprovechados, los beneficios públicos de la innovación y el espíritu empresarial exceden en mucho las ganancias privadas, siendo aquí donde los Gobiernos desempeñan un papel fundamental proporcionando los bienes públicos que impulsan y amplían la innovación privada, más cuando tienen una ventaja comparativa para brindar bienes públicos que beneficien a toda la sociedad, cuya función mejor es garantizar la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, al tiempo de crear un entorno propicio para el sector privado, establecer condiciones de equidad y hacerlas cumplir con normas justas, transparentes, procesos abiertos y competitivos para la adjudicación de contratos gubernamentales, en la seguridad que alcanzaremos un superior desarrollo si en adecuada manera aprovechamos la tecnología, escuchamos y atendemos las necesidades y demandas de la gente.

En lo atinente a la educación, deben cumplir los gobiernos la esencial función de ampliar su acceso y mejorar su calidad, garantizando la provisión del servicio por parte del sector privado y la rendición de cuentas, lo que hace claridad, lo que deja en claro que mientras buscamos hacer realidad nuestros objetivos de desarrollo y procuramos construir sociedades que crezcan y prosperen, el sector privado y los Gobiernos deben trabajar juntos, toda vez que si el sector privado es el motor del crecimiento y el Gobierno es el conductor, la educación es el combustible que lo hace funcionar. La educación es el mejor camino para salir de la miseria económica, lo que impone centrar los más de los esfuerzos en transformar las escuelas y comprometerse a educar bien a la niñez.

Enfatizar en la educación combinado con políticas gubernamentales inteligentes e innovadoras y un sector privado comprometido dará con prontitud sus mejores frutos, lo que llevará a más altos ingresos, modelos de desarrollo económico exitoso, ampliar el acceso a la educación formal, superar diferencias de género y llegar a zonas remotas, lo que mejorará los resultados del aprendizaje. El mundo está cambiando con rapidez, y para que la educación siga actuando como combustible del crecimiento y la prosperidad, es necesario adaptar los sistemas a esos cambios, en lo que interesa invertir fuertemente en los primeros años de vida de los infantes, ya que para progresar en un mundo que cambia con rapidez, los niños necesitan más que una educación básica, ser pensadores creativos y críticos, desarrollar un afán constante por el conocimiento y la resolución de problemas y hoy se cuenta con los avances tecnológicos que pueden apoyar la enseñanza, el aprendizaje, fomentar la creatividad y el pensamiento crítico, ya que en el futuro, importará lo que podamos hacer con lo que sabemos. La educación no solo es importante para el crecimiento económico y la prosperidad, sino fundamental para promover la paz y la cohesión social.

Dijo Ibn Rushd, “La ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio, y el odio lleva a la violencia. Esa es la ecuación”. Lo que se enseñe y los niños aprendan, debería reflejar la diversidad de culturas y promover el respeto y la comprensión; de ahí que los sistemas educativos deben inculcar las aptitudes que resulten pertinentes para los mercados de hoy y los empleos del futuro. En la economía mundial, el crecimiento y la innovación requieren una fuerza de trabajo educada, capacitada y comprometida. Por lo tanto se debe incrementar significativamente nuestras aspiraciones en lo que respecta a la cantidad como a la calidad de las inversiones en educación y capacitación. Si fracasamos, dejaremos atrás a una gran cantidad de personas que, por razones ajenas a su voluntad, tendrán dificultades para encontrar empleos de calidad.

Hay un notorio desajuste entre las habilidades que imparten los sistemas educativos y los empleos que requiere el mercado de trabajo. Las tasas de desempleo de los graduados son muy elevadas, los empleadores se quejan de la falta de trabajadores con las habilidades necesarias y tienen dificultades para cubrir puestos. Brindar a los jóvenes un conjunto adecuado de habilidades es la mejor forma de abordar esta profunda escasez de talento, lo que les permitirá crear sus propios empleos, asociándose con las industrias para innovar, crear, incubar y difundir nuevas ideas y tecnologías, asociaciones que son muy eficaces. La necesidad de actuar es clara. Las altas tasas de desempleo de los graduados representan un enorme desperdicio de talento y potencial, y pueden constituir una grave amenaza para la estabilidad, el crecimiento y la prosperidad de países de todo el mundo.

Importa sobre este especial particular, encontrar soluciones a los desafíos educativos comunes, que puedan implementarse posteriormente en mayor escala, siendo pertinente ampliar las iniciativas de desarrollo de la primera infancia; mejorar la alfabetización y las capacidades matemáticas básicas en los primeros grados; recabar información sobre el aprendizaje de los niños y sobre el desempeño de la escuela y de todo el sistema educativo para mejorar la gestión y la rendición de cuentas; abordar el paso de la escuela al empleo (transición de suma importancia) mediante una orientación profesional específica; y, fomentar la adquisición de las capacidades que se requieren en la actualidad y de cara al porvenir, en la certeza que debe actuarse con el sentido de la urgencia que estos tiempos reclaman.

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