Enrique Herrera

Por Enrique Herrera @enriqueha

Lo rural se está reinventado y hay ríos de tintas que escriben  sobre la “nueva ruralidad” la cual no es solo agraria sino que es un espacio complejo pendiente de llenarse de contenido.

Y su camino se está construyendo y  está, también, haciendo camino al andar.

Sistemas agroalimentarios

Hay uno que es importante. Los sistemas agroalimentarios. Ellos se han venido -desde lo comercial- reconfigurándose  en las ciudades con las tiendas “Hard Discount” como  ARA, D1 e Isimo que son de precio bajo, con referencias limitadas de productos, en locales austeros, con marcas propias y poco conocidas que exhiben la mercancía en cajas.  De esas habrá este año 4.400 en todo el  país. Mueven mucha plata. ARA compra $7.2 billones al año e invertirá U$ 1.000 millones de dólares en los próximos 5 años y D1  $570 mil millones  de pesos en el 2023.

Ello puede ayudar a la seguridad alimentaria y hasta -depende de los encadenamientos-  a la economía popular pero, por lo pronto, están recomponiendo  los sistemas agroalimentarios urbanos porque están cambiando  el sistema y la geografía de suministro; particularmente los  esquemas de distribución, abastecimiento y comercialización con economías de escala -desplazando tiendas de barrio e intermediarios- pero al mismo tiempo, están creando nuevos flujos en la red de suministros y distribución, esquema de precios, hábitos de consumo y posicionamiento de nuevas marcas.

Está ocurriendo una verdadera reconfiguración. El  impacto dependerá del nivel de inclusión de la agricultura familiar y emprendedores en los sistemas agroalimentarios. Ese es el reto porque, paulatinamente y dispersos en la geografía urbana, se está conformando un  cúmulo de mercado mayorista que redefine territorios.

Turismo rural, lúdico y atractivo

El otro camino es el turismo rural y una de sus formas es en áreas que proporcionen seguridad. Es el turismo que procura salud. Son las terapias de naturaleza para el estrés, la ansiedad y el reencuentro personal; el que  crea referentes e impregna cultura como, por ejemplo, Disney  en USA o como puede hacerlo Panaca, en otro formato, en Colombia.

Un formato que lleva turistas urbanos a lo rural y ello implica que los citadinos cambien la percepción de lo rural, empaticen, visibilicen los vínculos que la ciudad tienen con lo rural, revaloricen el campo  y se percaten que no todo sucede en la ciudad sino que depende de lo rural en por lo menos suministro de alimentos, servicios ambientales e hídricos, en tradición e historia.

Además, este tipo de turismo muestra una ruralidad  lúdica y atractiva con vivencias gastronómicas tradicionales, senderos y avistamientos de aves, coworking, arbolterapia. jardinería, ecoturismo; es decir, una experiencia integral centrada en turismo social, el bienestar corporal, mental y el aprendizaje  en una ruralidad despoblada de la que casi todos quieren huir.

Esa es  la importancia del turismo. Ese que  está en boga, es ¡Chic! Y es inmersivo en la naturaleza. He ahí, otro camino a la ruralidad pero que necesita, igual que el agroalimentario, incentivos del gobierno.

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