Dr. Iván Bohórquez Zapata

Por: Iván Bohórquez Zapata*

ÉTICA Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA (I)

La ética debe estar siempre presente en el ámbito de la función pública, en todo lo que tiene que ver en sus actuaciones y la de sus funcionarios, a quienes corresponde asumir con sentido de pertenencia sus labores institucionales; más, por cuanto la Ética en la Administración Pública es principio misional en las entidades del Estado. Es tomar la ética como la disciplina que limita moral y socialmente la forma de actuar del funcionario en la Administración pública y como la esencia de los principios institucionales ejecutada por quienes intrínsecamente respetan lo público. Y de otra parte, por cuanto es evidente que a pesar que existen diversos mecanismos para evitar que los individuos que ocupan cargos públicos, siguen incurriendo en faltas disciplinarias y delitos contra la administración pública y el Estado no logra disminuir los altos índices de corrupción pública. Actuar éticamente en la función pública será posible, en la medida en qué a los ciudadanos, especialmente a las nuevas generaciones, se les eduque desde sus primeros años de vida con disciplina, compromiso y respeto por lo público como parte de la formación diaria.

La función pública es importante en la sociedad, hasta el punto que en ocasiones absorbe las energías de los individuos simplificando la vida a la responsabilidad pública. Una de las principales preocupaciones de la ciudadanía en relación con la administración pública, es que no se ven representados con tranquilidad y confianza por quienes ejercen cargos públicos, algunos con responsabilidad de manejo de los sagrados recursos públicos, otros que cumplen funciones de servidores públicos (gobernantes, concejales, diputados y congresistas) y más que cumplen labores misionales de servicio a la comunidad.

La desconfianza institucional es muy elevada en la percepción del ciudadano, porque no creen en la honestidad, ética y transparencia del funcionario público en Colombia. A pesar que le han otorgado un poder bien sea por voto popular o por la legalidad en sus nombramientos y que están obligados a cumplir La función pública. La desconfianza es tal que cuando se habla de corrupción e inoperancia lo relacionan específicamente con el funcionario público. El Estado en aras de propender por la transparencia administrativa, aunque sin los resultados esperados, ha implementado programas, mecanismos, estrategias para orientar el desempeño transparente de los funcionarios públicos y le permitan al ciudadano participar en la toma de decisiones y evaluar si los servicios que le prestan las entidades de gobierno son los más eficientes.

En la función pública se ha perdido la ética y creado antivalores que se promueven por quienes ejercen los cargos de dirección y quienes tienen funciones en la administración pública; lo que impone replantear la educación en valores, difundir la ética, consolidar una cultura de la transparencia y promover el juego limpio en lo público, reinducir (capacitar) y entregar herramientas con tecnología de punta a los funcionarios para que ejerzan con eficiencia la aplicación de los diferentes códigos, normas, procesos y procedimientos establecidos para lograr un alto estándar de prestación de servicio a los ciudadanos y un adecuado manejo del presupuesto público, siempre con miras a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y no propender por el interés personal de algunos funcionarios-

Igualmente, es importante decir que actualmente en este país prima la cultura de la corrupción, el individualismo y el egoísmo, se evidencia claramente con los escándalos por corrupción, malversación de fondos, desviación de presupuestos que diariamente son denunciados y publicados por ciudadanos debido a las malas prácticas de la función pública.

En los últimos decenios se puede palpar el descalabro social al que se ha visto abocado el país debido a la corrupción en el sector público, aunque siempre ha existido, pero no se denunciaba, por falta de compromiso ciudadano por una parte y porque la comunidad no tenía información precisa, puesto que las mismas entidades la controlaban de acuerdo a sus intereses; ahora todo se denuncia públicamente y el mismo Estado abrió las puertas a la ciudadanía con mayor información sobre la gestión pública con programas como gobierno en línea donde publica en sus páginas web sus servicios y sus mecanismos de contratación, ahora también los organismos de control deben mostrar resultados porque la ciudadanía ya está atenta haciéndoles control social.

*Iván Bohórquez Zapata. Administrador Público. Especializado en Gerencia de Proyectos de Desarrollo. @ivnBohorquez ibozap@yahoo.es

Tema relacionado: ÉTICA Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA (II)

¿Cómo le pareció el artículo?
+1
1
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Por editor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *