JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

“Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.“, escribió acertadamente Simón Bolívar, nuestro Libertador magnífico, como igual lo hiciera Platón, al referir que la “ignorancia es el origen y la madre de todos los males.”, una y otra frase que la historia se ha encargado de refrendar hasta la saciedad.

Desde que el mundo es mundo, muchos y más son los momentos en que encontramos como la ignorancia, vestida de creencias, prácticas populistas y demagógicas de inescrupulosos gobernantes, han dado al traste y aniquilado pueblos y pobladores. La ignorancia ha sido, es hábil y hasta “divinamente” aprovechada por falsarios quienes aprovechándose de tendencias populistas, prometen lo inalcanzable, imposible e improbable, valiéndose y moviendo sentimientos de distinto orden: corte nacionalista, étnico, religioso, resentimiento hacia lo legalmente establecido, con ropaje de revolución, de cambio, de transformación; y lo peor de todo es que solo se escuchan posturas populistas para hábilmente aprovechar la ignorancia de la gente en sus propios beneficios.

A escasos meses de las elecciones al Congreso de la República, la frialdad del proceso electoral preocupa. No se siente que existan derroteros claros y candidatos con posturas de clara definición política y pensamiento de cambio y transformación.

¿Atribuible a los efectos de la prolongada triple emergencia sanitaria, económica y social; a los vandálicos sucesos y absurdos paros acaecidos en todo el territorio nacional; a la agonizante situación de los partidos tradicionales; a las absurdas como estúpidas demandas amparadas por el tal comité central motivados por la izquierda y candidatos inhumanos que dejaron como resultado una pobreza estructural en todo sentido que ha servido para mostrar lo absurdo que es caer en el populismo? No es que podría o pudiera ser, sino lo que en verdad y desgraciadamente nos está aconteciendo.

Ha ayudado a ello, las tesis soportadas en promesas inviables. La realidad que vivimos es de caos, anarquía, inseguridad, permisividad al vandalismo con destrucción de bienes públicos y privados, desempleo y desincentivos al aparato productivo, a la postre los principales factores de rechazo para los alcaldes populistas que tenemos desafortunadamente en las más importantes ciudades capitales e intermedias del país, quienes se han aprovechado hábilmente de la ignorancia del electorado para llegar al poder. Es realidad que no debe ni puede repetirse, en las próximas justas electivas.

Los aspirantes al Congreso, deben plantear soluciones a la problemática nacional y los candidatos a la presidencia, apartarse de sueños inalcanzables presentando verdaderas plataformas para derrotar los principales retrocesos de un uniforme y sostenible desarrollo social, humano, cultural, ambiental, crecimiento económico, bienestar e integral prosperidad; a afecto que corrupción, pobreza, inequidad, burocracia, inoperante justicia, pesadilla jurisprudencial, maraña legislativa y desigualdad sea entre nosotros algo del pasado y surjan propuestas serias, aterrizadas y fiscalmente viables.

Es de entender de una vez por todas que, si no derrotamos la ignorancia del inmediato al mediato futuro, caeremos irremediablemente a profundidades abisales y dejaremos más pronto que después de ser un país viable, sostenible y democrático. En nuestras manos está hacer ser mejores. El porvenir lo exige

*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación y Evaluación de Proyectos de Desarrollo.   

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