Por: Carlos Andrés Flórez Sarmiento*
Momento es ya de darnos cuenta en manera exacta, sin duda ni incertidumbre, que la delincuencia organizada y el narcotráfico, es nuestro principal enemigo, real situación que viviendo estamos, la cual no puede ser bajo punto de vista alguno, enfrentada con imprevisión ni improvisación, sino con servidores públicos demostrados, de primera condición, trayectoria, preparación, capacidad, experticias directas y relacionadas; pero nunca con quienes encumbrados en dichos cargos aspiran a aprender la tan compleja tarea de la seguridad nacional, lo que es inadmisible, en la certeza que ello no es un juego; y más, cuando en todos los escenarios y en todas las áreas la delincuencia va ganando por un abultado marcador.
Prosigue ella, la delincuencia, como en el poema del gran Rubén Darío, su “Marcha triunfal”, sin que veamos que se hayan adoptado las medidas necesarias ni los adecuados controles para impedir su avance. No recobra el país la esperanza, todo es incertidumbre al no verse ni tenerse al menos noticia, de cómo se va a enfrentar esta terrible como funesta y dañosa realidad que padeciendo estamos en todos los rincones sin excepción, de la geografía nacional, con grave afectación en las grandes ciudades del país, Bogotá, su ciudad capital, entre ellas.
Requerimos los colombianos con urgencia suma, la adopción de una sólida política de seguridad nacional, una política de Estado diseñada para que la población recupere de una vez por todas la fe y la apoye irrestrictamente sin tener en cuenta ideologías, más sí y con claridad un sentido de pertenencia patria. Nuestra Fuerza Pública, a la que mucho debemos y por ende tenemos con ellos una deuda impagada, no se le puede fallar, sino respaldarla en todos los aspectos, de lo contrario serán más que nefastas las consecuencias en los órdenes moral y en la práctica. Es ello una responsabilidad que debe ser asumida en todas sus partes por el gobierno nacional.
Si recomponernos en este aspecto queremos, interesa sobremanera ir contra todo asomo de violencia y terrorismo, contra toda persona y organizaciones criminales, en general. Es implantar e implementar con acciones sin tregua una política de Estado de largo plazo y permanente en el tiempo, mientras no haya signos claros de un control cierto en este campo, sin que importen cambios políticos, de gobiernos, legislaturas, Altas Cortes y demás; en el entendido que dicha política de Estado entrañará la participación de la Fuerza Pública, lo que debe y tiene que hacerse con el mayor de los sigilos, a efecto de evitar la penetración e infiltración que por todos los medios, desde todos los flancos y con toda suerte de argucias y embates pretenderá hacer la delincuencia organizada de distinta naturaleza, origen y propósitos. Solo así podremos triunfar como país en directo beneficio y aprovechamiento de todos y cada uno de los colombianos de bien.
* Carlos Andrés Flórez Sarmiento. Abogado. Especializado en Derecho Administrativo. Magister en Seguridad. Ex Edil de Usaquén. Candidato al Concejo de Bogotá