Por: Ec. Esp. Omar Escobar
En 1972, se le cumplió el sueño a Richard Nixon y tras el encuentro con Mao Zedong, pudo constatar que el enfrentamiento entre Mao y Chiang Kai-shek parecía irreconciliable… efectivamente tras la muerte de los tres no se ha logrado la reunificación de las dos Chinas. En esa reunión, Mao trataba de evitar el acercamiento de USA hacia Taiwán, pero Richard, con dicho acercamiento, pretendía un posible acuerdo de paz en Vietnam – una guerra perdida en todo sentido
Simplificando la historia, en ese entonces, después de la era imperial China, surge el enfrentamiento bélico entre dos bandos, el Nacionalista o conservador del Kuomintang dirigido por Chiang Kai-shek y el Comunista de Mao. Durante la invasión de Japón, la guerra se detiene ligeramente y se retoma en 1945 tras la derrota nipona, pero al terminar la II Guerra Mundial, la República de China, firma como miembro fundador la carta de las Naciones Unidas – pese que después, en 1949 se trasladó a Taiwán, tras la proclamación de la República popular de China bajo el poder del partido Comunista.
Es conveniente aclarar que los japoneses fueron enfrentados principalmente por los miembros del partido nacionalista y dicho enfrentamiento llevó al desgaste del ejército y luego a la derrota frente a los comunistas – ambos bandos contaban con el respaldo de los estadounidenses y los rusos respectivamente- por otra parte, los comunistas aprovecharon el momento para hacerse al arsenal y el respaldo popular logrando aumentar su influencia y luego obligando a Chiang Kai-shek a huir a Taiwán, con 2 millones de soldados y más de 200 millones de dólares en oro y divisas.
En 1950, se da la guerra de Corea y los gringos aprovechan ese escenario con la consigna de “stop comunismo”. Estado unidos había situado frente a Taiwán su séptima flota, convirtiéndose en un escollo insalvable para los comunistas, pero a la vez rechazaban cualquier intento de invasión de la Isla al continente, dejando la contienda en tablas – al puro estilo kissinger, fue una jugada maestra de los gringos -. Por una parte, debilitó y desilusionó a China y Taiwán pero reservo el derecho de su presencia militar en la región del pacífico asiático.
A partir de ese entonces surgen dos Chinas paralelas, dos diplomacias y el mundo tendría que alinearse, o bien a la República de China en Taipéi o, a la República Popular China en Beijín. Iniciaba la guerra fría en Asia… hasta hoy. A Estados Unidos le convenía debilitar a la Unión Soviética y el siguiente paso fue un acercamiento entre China y Estados Unidos y es así como pasa el asiento de la ONU de Taiwán a Beijín.
Por supuesto los isleños se sienten traicionados y solo 14 países lo reconocen como país, mientras que el resto a la China Popular, la cual , hoy gracias a su penetración comercial trata de opacar a la isla – tal como ésta lo hizo cuando ostentaba asiento en la ONU-. La fuerte presencia internacional, el avance tecnológico y sus relaciones diplomáticas en el resto del mundo va a crear una conveniencia en los isleños de su acercamiento pacífico a la reintegración – pese a los viajes diplomáticos estadounidenses a la isla, ésta se niega a declarar su independencia – El tiempo dirá, si la estrategia de la China Popular, da resultado, esperando que la fruta caiga por madura.