Por: José Manuel Herrera Villa*
Han dicho los cientistas sociales, lo cual comparto, que precisa nuestra sociedad de conceptos claros que se conviertan en referentes que afiancen el desarrollo de sus actividades en principios que ayuden a construir una sociedad más coherente y justa; y que tales conceptos sirvan de manera especial para el tejido empresarial, los partidos políticos, los gobernantes, el tercer sector y para cada persona que configura la sociedad; y de contera, transformarse en energía de cambio para que el objetivo principal sea la dignificación de las personas. Es la persona tratada con dignidad, en la verdad que es la dignificación un camino al que estamos obligados y sin la cual será imposible cambiar todo lo negativo que afecta a las relaciones derivadas, principalmente, de la economía, de la política, de las relaciones internacionales y del trabajo; pues como sociedad, tenemos la obligación de buscar un camino certero basado en el respeto, la coherencia y el servicio, cuyas actividades sirvan para construir, desde la responsabilidad, un espacio de libertad y de convivencia.
El primer concepto que debe regir es el de la capacidad de elección de las personas ante las situaciones que la vida nos irá poniendo dentro del marco constitucional de una sociedad democrática. El otro es la dignificación del trabajo que nutre de autonomía a cada ser humano. Sin trabajo aparece la dependencia y esto anula totalmente a las personas generando clientelismo y pobreza. Sociedad y Estado deben asumir las responsabilidades en orden a defender al trabajador contra el desempleo con políticas económicas, dirigidas a asegurar el crecimiento equilibrado y la condición de pleno empleo; con seguros contra el desempleo y con políticas de cualificación profesional, capaces de facilitar a los trabajadores el paso de sectores en crisis a otros en desarrollo y asegurar niveles salariales adecuados al mantenimiento del trabajador y de su familia, incluso con una cierta capacidad de ahorro, lo que requiere esfuerzos para dar a los trabajadores conocimientos y aptitudes cada vez más amplios, capacitándolos para un trabajo más cualificado y productivo; así como una asidua vigilancia y las convenientes medidas legislativas para acabar con fenómenos vergonzosos de explotación, sobre todo en perjuicio de los trabajadores más débiles, inmigrados o marginales.
Se trata de garantizar el respeto por horarios humanos» de trabajo y de descanso, y el derecho a expresar la propia personalidad en el lugar de trabajo, sin ser conculcados de ningún modo en la propia conciencia o en la propia dignidad, desarrollar de paso una auténtica cultura del trabajo y ayudar a participar de manera plenamente humana en todas las actividades de la vida en sociedad.
De la misma manera, se impone superar el conflicto entre civilizaciones y la brecha digital que produce un conflicto permanente entre realidades sociales avanzadas con respecto a otras carentes de los canales adecuados para beneficiarse de la tecnología. Otro aspecto a tener en cuenta es la responsabilidad, única manera de aceptar los deberes que se deben de practicar para con la sociedad reconociéndose al mismo tiempo los derechos que todo ser humano debe de tener; lo que ayudaría a configurar en gran medida el eje de la dimensión social que debe de vertebrar nuestra sociedad. jomahevi@gmail.com
*Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral
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