Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Cambiar, transformar, avanzar son palabras buenas, poderosas si se quiere, alternativas, llamativas, reivindicadoras cuando son para lo bueno y mejor. Bien sabemos según encuestas que circulan, que hay descontento creciente en la población colombiana y que cada siete de diez ciudadanos quieren precisamente eso, cambio, transformación, avance. Ser protagonistas de un nuevo país. habitantes de un Estado sensato, verdaderamente equitativo, justo, conciliador, donde sea posible la construcción de mejores territorios para todos.
Vivimos momentos neurálgicos requeridos de esencialidades, bienestar, progreso, diversidad, inclusión, biodiversidad, poder regional, potencialidad, decisión y en fin, avanzar como sociedad. Necesitamos dirigentes con liderazgos ciertos, de primera condición. Mostrados y demostrados. Con trayectoria y experiencias, De principios y valores. Capaces de afrontar los grandes desafíos que tenemos entre ellos injusticias, inseguridad, corrupción, inequidad, racismo, desempleo, falta de desarrollo y crecimiento que sumidos nos tienen en retrasos evidentes.
Reclamamos como colombianos que se den respuestas a nuestras demandas sociales y de todo tipo, que nos encaminemos por senderos seguros a una real como vital modernización donde posible sea eficiencia, austeridad, buen uso de los sagrados recursos públicos y se priorice la dignidad humana y se nos conduzca por rutas de esperanza hacia la eliminación de la pobreza; de ahí que intereses e importe un Estado vigoroso en todos sus confines, donde valoradas sean probidad, Justicia, y los asociados todos recuperen la confianza en sus instituciones y de contera volvamos a contar con la credibilidad por parte de la comunidad de naciones.
La región debe ser parte fundamental en todo propósito. Integralidad y cohesión social deben estar en todas las agendas. Tenemos que ir tras una economía productiva, competitiva, equitativa y sostenible, donde factores de importancia sean educación, tecnología, ciencia, conocimiento y saberes. Un país en paz es lo que queremos, sin el perverso y pernicioso actuar en todo el territorio nacional de las estructuras al margen de la ley distinta naturaleza, origen y propósitos. No más asesinatos, extorsiones, chantajes, confinamientos y desplazamiento poblacional como consecuencia de políticas inapropiadas y por ende inoperantes.
No hemos entendido aún que la verdadera paz se edifica desde el territorio, de abajo hacia arriba, desde el poder de las regiones, desde la ruralidad. Queremos dirigentes sustantivos, que brinden esperanza, que se les vea la fuerza que necesaria es para las misiones de Estado, firmes, derechos, enhiestos, con buen juicio, sin nada de tibiezas ni medias tintas, aguerridos y que además defiendan con entereza como debe y tiene que ser, los intereses superiores de la colectividad.
No más corrupción, no más desatención ni desprecio por los gobernados, no más abandono, no más inequidad. Unámonos fuerza y voluntades. Cambiemos, Transformemos. Avancemos. Construyamos ese gran futuro que anhelamos y esperando estamos los presentes y será nuestro legado para las próximas generaciones.
* Saúl Alfonso Herrera Henríquez. Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual. saulherrera.h@gmail.com