Por: Ximena Martínez León*
Cada vez que sucede un hecho de violencia contra la mujer o se escucha que una de ellas se suicidó en América Latina, se prende las «alarmas» sobre la urgencia de trazar políticas de salud pública, orientadas a proteger su vida.
Hoy, al cierre del año 2022, esta tarea por parte del Estado, no solo parece un «túnel sin fin», sino que el panorama es sobrio, oscuro, y, muy pesimista. La razón. Ni siquiera los medios de comunicación tratan a fondo está problemática social que parece una página en unos de los libros del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez.
En mi calidad de doctora en sicología sistémica y autora del libro «Mil vidas antes de morir» que saldrá publicado en el primer semestre del año 2023, estoy convencida que al mirar las estadísticas de violencia contra la mujer en países como Colombia, Perú, México, Argentina y Ecuador queda una conclusión.
Las mujeres están en la mira de los violentos y de la violencia en todos sus géneros. Desde le físico hasta el sicológico. No son escuchadas con el rigor que amerita cada caso. Tampoco están en los espacios de decisión, donde se combate la violencia de género.
Este, es un tema de permanente investigación para el Observatorio Mundial de Mujeres Políticas bajo la presidencia de la argentina Sandra Dellara. Una tesis que se sustenta en en el pasado, presente y futuro de un continente que aún no «despierta» del impacto de la pandemia del coronavirus.
Mientras escribo esta columna de opinión, desde la ciudad de Bogotá en Colombia, escucho por la radio y observo en la televisión que una mujer fue agredida por su pareja sentimental en un bus de transporte público. Me pregunto: ¿Qué nos pasó cómo sociedad? A caso, es la violencia el vehículo del desarrollo humano.
La respuesta es no. Mil veces no. Entre mis pacientes, en un 85 porciento mujeres, puedo comprobar su angustia. Su miedo por el acoso sexual del que son objeto en el ámbito familiar y laboral. Un mal trato físico que trasciende todas las fronteras. Incluso, las más imaginables.
Un silencio privado y público que es más fuerte con el paso de las manecillas del reloj. Para mi, los que callan -desde la sicología sistémica- también son violentos. Basta ya de la violencia contra las mujeres. Sucede a cualquier hora del día. Se requiere una acción integral del Estado que pare este «cáncer» de salud pública. Esta en juego la supervivencia de su protagonista, la familia y la sociedad en su conjunto. Basta ya, de normalizar conductas como si se tratara de algo menor. Esta en juego la vida. La supervivencia de una generación que reclama líderes inspiradores.
*Ximena Martínez León. Dra sicología sistémica. Autora del libro «Mil vidas antes de morir» Email: xm3370@hotmail.com