Por: José Manuel Herrera Villa*
Importa sobremanera, para no seguir siendo presa fácil de cualquier persona con ínfulas de liderazgo o grupo con tales pretensiones, interesarnos en la política, la buena y mejor política, puesto que llama poderosamente la atención que, a toda hora y momento, la gente diga que no le interesa la política; y más, cuando muchos aspiramos a nuevos gobiernos para ver si por fin aparecen los cambios y transformaciones que requerimos. Además de lo cual, considero que lo que efectivamente sucede es que tanto ciudadanos como las distintas oposiciones existentes están desarticuladas. Pues hay varias oposiciones, lo que de por sí no es nada bueno ni ventajoso, ya que a los que dicen gobernar les queda un amplio margen para operar a su conveniencia y antojo.
De hecho, y lo expuesto es parte de ello, la gente está decepcionada de sus líderes, y esa falta de credibilidad en ellos empuja a la desesperanza; de ahí que la gente quiera nuevos liderazgos, personas de gran condición y que además haga creer de nuevo que sí se puede aspirar a tiempos mejores, que sí van a participar más activamente, que sí van a ser convocados, que sí se puede encontrar unidad respecto de propósitos y objetivos comunes, que sí se puede concitar la voluntad de los diversos líderes y estos actuar generosamente para poder lograr trascender sus intereses particulares y consolidar mejores condiciones para todos, donde primen y brillen con luz propia los intereses superiores de la comunidad.
Ponernos de acuerdo nos uniría. Es entender y comprender que un todo dividido entre sí es más débil y susceptible a ser derrotado. En esto consiste la tristeza de samarios y magdalenenses. Tenemos una oposición desarticulada que genera incredulidad en ella y falta de deseos de movilización, pues siente que no se puede ir contra quien o quienes, con base en los recursos públicos que maneja, pueda o puedan ser derrotados, siendo, estando y mostrándonos débiles.
Queremos un cambio se les oye y escucha a todos, pero seguimos andando sin rumbo y al garete con todas las contrariedades a cuesta. No es que estemos desunidos de la política, sino que la falta de credibilidad pareciera que nos ha llevado a esa apariencia, junto con la vida diaria que nos exige toda nuestra atención, so pena de sucumbir.
Es evidente, y de ello no cabe duda, que a unos toca más duro que a otros. No obstante, todos tenemos dificultades para salir adelante y es por ello que nos concentramos más en lo urgente y desatendemos lo importante. Es claro también hoy más que nunca, que la mayoría desea una oposición unida. La fuerza viene de la unión, pero eso no depende del todo de nosotros sino de quienes considerados líderes, no leen bien los tiempos que corren ni las aspiraciones de la mayoría. Craso error. Nos unimos o seguimos transitando como en la actualidad, camino a un más desastroso porvenir, de ahí que importe articularnos real y verdaderamente, en la verdad que ello nos llevará a ese acto y resultado de unirnos, de combinar los distintos y más adecuados elementos herramientas e instrumentos que nos otorguen esas ciertas libertades que requerimos cada uno y que bien como mejor puedan servirnos de marcos idóneos de cohesión e integración para ser el vínculo que requerimos en beneficio colectivo y establecer así las piezas precisas que nos posibilite avanzar como sociedad.
*José Manuel Herrera Villa. Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. Formulación y Evaluación de Proyectos de Desarrollo. jomahevi@gmail.com