JOSÉ MANUEL HERRERA VILLA

Por: José Manuel Herrera Villa*

Como ciudadanos que somos, importa en alto grado que empecemos a recorrer el camino que nos lleve hacia la evaluación en todas sus partes de la administración, de la política pública, de la prestación de servicios y demás otras áreas de la cosa pública, con mirada escrutadora y fiscalizadora respecto de sus niveles de eficiencia y resultados. Es desde una dinámica de evaluación externa, estar atentos en cuanto a los niveles de diagnósticos, acceso abierto, objetividad y resultados como la base de las acciones de la política pública y toma de decisiones. Es proceso que debe ser un comprometido quehacer ciudadano desde el cual velar por que el eje de las políticas públicas se centre en la búsqueda de la eficiencia y de la eficacia, y por ende en conocer y aupar por y para que se mejoren los resultados en beneficio colectivo.

 Somos sociedad que tributa y como tal, importante estar al tanto de la mejor destinación de esos gravámenes, al tiempo de avanzar en la construcción de la conformación de asociaciones independientes de evaluación para todos los niveles administrativos públicos, como parte del desarrollo de una sociedad digital y mundo global plenos de datos y de métodos comparativos como una de las formas de evaluación. Importa ser conscientes que estamos aún lejos de ese camino, lo que no debe constituir óbice para trabajar con denuedo para allanar esa ruta.

Interesa en lo cual, vale decir en este desarrollo, si en verdad queremos un integral progreso, generar una amplia cultura de la evaluación, como un aspecto preliminar de un funcionamiento soportado en diagnósticos permanentes y continuos a planes, metas, proyectos y programas a seguir, así como de la conformación de una variedad herramientas y entes  centrados en la evaluación, cultura que entraña concebir miradas externas para superar subjetividades en cuanto a la focalización interna de la autoevaluación, normalmente cómplice para que no se de ña evaluación externa, Se trata de una evaluación externa concebida en fundamentos de ética, objetividad, indicadores, dirección profesional y formas más cuantitativas con indicadores precisos que permita claras líneas de base, metas y rutas para mejorar.

 Se trata para todos los efectos que sean evaluaciones de alto impacto, independientes, externas, profesionales, amplias y cuantitativas que marquen cambios en las áreas evaluadas sobre la base de una concepción y prácticas autónomas y rigurosas, que no complacientes. La falta de una cultura de la evaluación externa de carácter autónomo desvirtúa la más de las veces el recto andar de las administraciones públicas, lo que no permite ni facilita evaluar y saber la realidad respecto de lo que bien o mal se se hace con los sagrados recursos públicos. Es acudir a la evaluación para medir la realidad.

*José Manuel Herrera Villa. Profesional en Administración y Finanzas. Especializado en Auditoría Integral. E.Mail.: jomahevi@gmail.com

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