Por: Hernando Manjarres Altahona.
Después de haber vivió casi un mes de fútbol de alto nivel, se pueden sacar muchas conclusiones con base en la organización, desarrollo y finalización de los torneos más representativos de Europa y América; el primero con estadios llenos en su mayoría, sin polémicas arbitrales, con muchas sorpresas deportivas y con hegemonía de los grandes, el segundo todo lo contrario.
En Europa un justo finalista como Italia y que espera por Inglaterra o Dinamarca, con favoritismo de los ingleses. Al otro lado del globo terráqueo Brasil después de superar a un aguerrido Perú y con polémicas arbitrales sin necesitarlas, espera por Colombia o Argentina; aquí el combinado cafetero no solo tendrá que superar al equipo en cabeza del mejor jugador del mundo (Messi) sino que también deberá enfrentar otros factores no deportivos como lo es el VAR, los árbitros y el morbo de ver a Brasil y a Argentina en la final.
La organización de ambos certámenes siempre coincide por la época o el calendario que asigna la entidad rectora del fútbol (FIFA) pero de resto en nada más; mientras uno lucha por la equidad arbitral, por el juego brusco, malintencionado y por las improvisaciones de los que están al frente del VAR el otro en el viejo continente no. Los protagonistas son los futbolistas y no los factores externos.
Cuando alguno de los equipos pierde por situaciones extra futbolísticas se pierde el trabajo de meses, la planificación de semanas en la parte física, se acaba la ilusión de un territorio y por último la impotencia del jugador que sueña y lucha por unos objetivos trazados. Siempre se les pide juego limpio a los protagonistas, pero para los organizadores esa frase como que no la revisan de a mucho.
*Comunicador Social – Periodista. Magister en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social