POR: RAFAEL ROBLES SOLANO*
Atravesamos por estas últimas semanas los más altos índices de contagios nacionales y globales del covid-19, con la reproducción y multiplicación de nuevas cepas del virus, las cuales superan las varias decenas, con el agravante de que las más recientes, se caracterizan por su virulencia y rapidez con que se esparcen, ampliando los rangos iniciales de afectación, estimados en particular para los adultos mayores. Sin embargo, se observa que ahora, agreden a gente joven e inclusive a menores de edad.
Afortunadamente los grandes laboratorios del mundo, han conseguido desarrollar en cortos tiempos, diferentes clases de vacunas, que si bien, no eliminan del todo al coronavirus, si sirven y son eficaces al menos para contenerlo transitoriamente y, como ellos pregonan, servir de salvaguarda, para qué a los pacientes contagiados, se les minimicen los riesgos fatales.
La problemática con esta crisis sanitaria, tiene desbordados la totalidad de los establecimientos hospitalarios de urgencias y en especial los de accesos a las U.C.I.s. Obligando a que las autoridades extremen las medidas de protección social, mediante la implementación de disposiciones de inmediato y obligatorio cumplimiento, que conllevan la repetición de confinamientos por días y semanas, causando la desestabilización de las actividades cotidianas, en particular, afectando las laborales y comerciales, trayendo como consecuencia, la pérdida de empleos y de ingresos para quienes dependen de las mismas.
Esta situación nos sitúa frente al titular de la presente disertación, porque el aislamiento resultante del bloqueo a las labores públicas y privadas, implica que gran parte de las comunidades que dependen para su subsistencia, de que puedan trabajar regularmente, resulten rechazando y oponiéndose a tales cuarentenas, causando como reacción, expresiones y llamados a la desobediencia civil, que lamentablemente son tergiversados por quienes pretenden aprovechar la caótica situación, con fines políticos.
Las consecuencias de semejantes controversias, las estamos padeciendo, por cuanto la desobediencia civil, se transformó en indisciplina social, alimentada por la ignorancia de quienes atrevidamente especulan y creen que la magnitud de la pandemia, es asunto publicitario auspiciado por los medios de comunicación y los gobiernos de turno.
Estos retos a la institucionalidad, propiciado desde los sectores productivos de comerciantes, se observa a diario con las noticias policiales indicando que se descubrieron fiestas y eventos clandestinos con la participación masiva de infractores que irresponsablemente asisten a las mismas, sin tener en cuenta los protocolos de bioseguridad y contribuyendo con ellos, a los altos índices de contagiados, de enfermos requiriendo con urgencia camas para su atención en U.C.I.s y de fallecidos, estadísticas que superan diariamente los cuatrocientos muertos.
Como consecuencia de tales enfrentamientos, la salud y la gobernabilidad, se encuentran siendo desafiadas y confrontados por comerciantes, transportadores, docentes, otros gremios, etc., que enarbolan sus protestas por la carencia de medios o recursos básicos para la subsistencia de los enormes sectores poblacionales a los que representan, dejando angustiados al restante conglomerado social que se somete a dichas medidas, totalmente expuestos a las consecuencias de la indisciplina, irresponsabilidad e ignorancia de otros.
lideresocial@hotmail.com *Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL.