Por: José Manuel Herrera Brito

Especial para Periódico El Derecho 

Falleció en días pasados el Senador nariñense Carlos Eduardo Enríquez Maya, egregio abogado, constitucionalista de talla y bien ganada fama- Intuitivo, visionario, elocuente, sobrada capacidad de improvisación, quien en el foro lograba con facilidad convencer desde la fuerza de sus ideas y soportados argumentos, las estrategias que mejores eran en favor o en defensa de los intereses superiores del país, lo que hacía con contundencia, con la fuerza persuasiva de su palabra. Nació un 14 de octubre de 1948, en Iles, Nariño, en cristiano hogar en el que le fueron dados los más claros y excelsos valores morales y éticos, que supo honrar.

Abogado de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Nariño, donde se graduó con honores, Especializado en Derecho Internacional Público y Privado en la Fundación Getulio Vargas de Brasil. Secretario Privado, de Educación y de Gobierno de su natal departamento. Docente universitario. Representante a la Cámara. Senador de la República. Profesional de profundos conocimientos y reconocimientos académicos. Se consagró como un gran líder político, ideólogo y descollante expositor. Encajaba en él a la perfección la sentencia de Bertolt Brecht, en su afirmación que “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles” 

El poder de su palabra y engalanada retórica, le valieron ser referido como un enaltecedor de la dignidad que deben tener los congresistas. Le cabe el honor de ayudar a hacer crecer la admiración por la argumentación. Nunca perdió su forma ni razón de ser, tampoco su esencia ni humildad de alma. Su conciencia social se mantuvo inalterable, escuchaba la voz de la gente sencilla a los que respetaba como se respetaba así mismo. Conciliador. Entendía y comprendía como nadie el valor de su propia vida y la de los demás. Jurista insigne y probo. De riguroso estilo y pureza de lenguaje. Grande dominio de la constitución y de las asignaturas que fundamentales son para lo que significa y representa el ejercicio de la legislatura. Muchas fueron las leyes por el impulsadas y presentadas contenidas de justicia social. Defendió otras tantas iniciativas a dicho tenor, lo mismo que ofició como ponente de gran número de ellas. 

Proverbial sin duda su erudición y cultura jurídica. Profesional versado, íntegro, intachable y ecuménico cual que más. Auténtico gigante del foro. Disertador espectacular. Expositor de altura. Académico. Ordenado en sus ideas. Contundente en sus apreciaciones. gran expresión y muy exquisito en manejo de los ritmos y tonalidades de la voz. Brillante narrador de los asuntos y episodios que trataba y amparaba, lo mismo que soportaba con la ayuda de la retórica que enaltecían sus argumentos que le permitían persuadir y convencer. Recurría a las pausas como una clara estrategia para expresarse también con el silencio, muchas veces necesario en los temas de mayor interés para el país. Vehemente, honesto, justo, como también entusiasta y apasionado, condiciones que consideraba esenciales para la vida pública. 

Líder carismático. Conservador de los mejores. Exploraba a fondo las necesidades de la sociedad. El conocimiento de causa que de ella tenía, le permitía hacer tanto las denuncias como las propuestas en la búsqueda y procura de superiores garantías para los asociados. El 14 abril llegó a su fin la fecunda vida del Senador Carlos Eduardo Enríquez Maya, quien dicho sea de paso reclamo siempre la democratización de la justicia, a la que pedía el deber y por qué no, la obligación de estar presente en el pueblo, en la gente, particularmente la más vulnerada, marginada y necesitada.

Era perfectamente consciente que, si la justicia actuara de manera transparente, de frente a la comunidad, la sociedad podría detectar directamente los errores, las desviaciones, los abusos y la arbitrariedad de sus funcionarios, hoy carentes de un verdadero control. Por ello, hablaba de la existencia de mayores mecanismos democráticos, que serían de gran utilidad en los momentos azarosos y turbios, que ahora vivencia toda nuestra sociedad. Paz en su tumba, brille para él la luz eterna y la gracia celestial. saramara7@gmail.com

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