Por: Julián Marín Ruíz Frutos*
Enriquecerse debe la convivencia humana para mejorar nuestro entorno, y de esta manera tener elementos de juicio para no dejarnos imponer, negarnos o aceptar argumentos incongruentes. Igualmente, apalancar sentimiento de pertenencia, conciencia social, cuestionar paradigmas y normas opresoras impuestas históricamente por la sociedad, a efecto de no permitir personas que se crean moralmente superiores y quieran imponer sus ideas sobre el resto, y así adelantar procesos que impliquen superación constante y puedan poner freno a grupos que entrañen peligros sociales, ya que las tendencias son múltiples y abarcan todo una gama del quehacer humano, siendo pertinente entre el amplio abanico de pronunciamientos confusos, no tomar alegremente los asuntos que de una u otra manera afectan la cotidianidad, más cuando se ha visualizado lo extremo como normal.
El fenómeno de la exacerbación discriminatoria, por cualquier razón pretende señalar la maldad o bondad de las personas, por las acciones o penurias de sus antepasados. No deberíamos olvidar que agredir por resentimiento, es una conducta aún más deplorable. Se han dado paso a estos sin sentido, pues existen diversas intenciones protervas por grupos con agenda e intereses propios, que justifican sus acciones; basados en lideres de opinión, artículos científicos e investigaciones desarrolladas o en curso, a quienes sacan de contexto parcializando la realidad y generando el fenómeno descrito.
Bastante claro es el propósito, ya que una creciente obtención de beneficios, ya sean de carácter económicos, de impunidad o la conexión de redes de poder, que mueven grupos, beneficiándose de esta tiranía del discurso; especialmente cuando hoy no es posible generar una crítica o describir a una persona, bajo el estricto tamizaje de las palabras anuladas o prohibidas. Sólo si dejamos por un momento la obsesión de tener la razón, y escuchamos a fondo otros argumentos, podremos combatir este monstruo que cada vez absorbe más conciencias; siendo cierto que en temas como la discriminación, por diversas causas, hemos avanzado bastante, pero hoy día enfrentamos el aprovechamiento de ciertas comunidades, donde no permiten sanciones, aun cuando sus integrantes, hayan realizado conductas ilícitas, antisociales, absurdas, prepotentes y arbitrarias, pretendiendo y logrando evadir la ley.
Visto lo expuesto, difícil aplicar la justicia cuando a un grupo le desagrada la verdad y sólo quiere imponer su ideología desde la perspectiva del resentimiento, lo que es una disyuntiva a la que se enfrentan las autoridades quienes, a pesar de proceder con lineamientos y protocolos bien establecidos, quedan inmovilizados, tal como acontece con medios de comunicación, escuelas, arte y demás.
Como ciudadanía hemos perdido, razón para educar a las generaciones por venir, a efecto que la sociedad bien y mejor pueda vislumbrar en un futuro cercano que la tiranía de unas cuantas personas no puede manipular la razón, siendo en consecuencia lo correcto, imponernos cuando la razón sea relegada por el absurdo comportamiento de influencias irracionales, por lo que importa e importará siempre no dejar pasar lo indebido y alzar la voz en privilegio de la ética y los valores sociales. julianruizfrutos@hotmail.com
*Abogado. Especializado en Derecho Laboral