Por: Carlos Flórez Sarmiento*
Seguridad y justicia, en términos ideales, como tampoco reales, pueden fracasar jamás ni nunca. Ello no es de recibo, pero estamos lamentablemente asistiendo como testigos de excepción a lo exactamente contrario; esto es, ver fracasar tanto la seguridad como la justicia, situación y circunstancia a lo que el gobierno quiere muchas veces escapar del escrutinio de la opinión pública sobre el manejo que hacen del tema respecto de impunidad, asesinatos selectivos, matanzas, así como contra las mil y más formas de violencia, atracos, asaltos, hurtos, secuestros, desapariciones de personas y demás, lo que debe serles tanto una importante como urgente prioridad.
No hay manera, a juzgar por lo que nos está sucediendo en tan neurálgicos temas, vale decir seguridad y justicia, que quiera el gobierno escapar a dicho escrutinio de la opinión pública sobre el fracaso evidente de sus políticas a este tenor, al argumentar, desde lo absurdo diría yo, dizque es un problema estructural por la lucha de las organizaciones delictivas de distinta naturaleza, origen y propósitos que actúan e interactúan a sus anchas y con absoluta impunidad ante y entre nosotros. Increíble forma, por no decir otra cosa, de desconocer su culpa y bajarse por las ramas como se dice comúnmente en el argot popular.
Es esta una crisis evidente que padeciendo estamos, hasta el punto, que parecemos en la capital del país y Colombia entera, zonas de exterminio, terrible realidad que ha provocado un aumento significativo de inseguridad colectiva, lo que amerita en manera importante, prioritaria y urgente de una muy sólida estrategia en seguridad y justicia, que pilares importantes son de la democracia, primera de las cuales considerada como un estado de ausencia de peligros y de condiciones que puedan provocar daño físico, psicológico o material en los individuos y en la sociedad en general para que esté libre y exenta de riesgo; y la segunda, como el eje de la filosofía de los derechos humanos, por ser la virtud que orienta las demás virtudes humanas hacia el bien común y no hacia el individuo, y porque la justicia implica una igualdad.
Seguridad y justicia deben ser temas primordiales de la preocupación ciudadana, que siente que el Estado ha fallado en brindarles la seguridad cotidiana suficiente y la certeza de procesos imparciales y profesionales en la impartición de justicia. El nivel de inseguridad y de impunidad está erosionando rápidamente la legitimidad y estabilidad del sistema democrático, como lo demuestra su balance entre la protección de los derechos y el ejercicio de las libertades ciudadanas, determinando que se hable de incapacidad por parte de los actores de encontrar un denominador común para enfrentar nacional y regionalmente este enorme desafío, y mientras lo cual sucede, se sigue acelerando el debilitamiento de las estructuras de seguridad y justicia, al tiempo que se observa el avance de estructuras paralelas en las esferas de la sociedad y del Estado que operan con especial facilidad en territorios en donde la presencia real del Estado es débil; razones entre otras muchas por las que exigen seguridad y justicia, que todos a una presionemos y contribuyamos al entendimiento de aspectos cruciales para el fortalecimiento del ámbito de la seguridad y la justicia que sirvan para ponerle coto a sus desmesuras.
*Abogado. Especializado en Derecho Administrativo. Magister en Seguridad. Ex Edil de Usaquén. Candidato al Concejo de Bogotá