Por: José Manuel Herrera Brito
Señora Justicia, Usted que es principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Derecho, razón, equidad. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene. Que jurídicamente es el conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones. Que es el eje de la filosofía de los derechos humanos, por ser la virtud que orienta las demás virtudes humanas hacia el bien común y no hacia el individuo, y porque la justicia implica una igualdad. Que es ética, equidad, honradez y la voluntad constante de dar a cada uno lo que le corresponde, sentimiento de rectitud que gobierna la conducta y hace acatar debidamente todos los derechos de los demás y en la que están comprendidas todas las virtudes. ¿Cómo es posible que permita abusos en su nombre?
Qué como virtud social es Usted importante para la promoción de los Derechos Humanos; mismo concepto de sujeto de derecho identificado con el de persona humana, trascendental para orientar los esfuerzos hechos en esta materia. Que socialmente es Usted concepto también importante, ya que debe por definición ser un hábito del individuo y de la colectividad para alcanzar el verdadero bien común y la armonía, que se destruye con el individualismo. Que socialmente está Usted definida a través de los principios de dignidad humana, bien común, solidaridad, subsidiaridad, destino universal de los bienes y valor del trabajo humano. Que es vuestra finalidad inclinar al hombre a crear ciertas condiciones necesarias para su propia realización y la de los demás. ¿Cómo es posible que permita más abusos en su nombre, que más bien son desmanes, daños, desgracias, desdichas, infortunios, atrocidades y aberraciones? No hay derecho bajo punto de vista alguno que sea reina de burlas en materia grave; y que, además, no se la tenga en cuenta como un todo ejemplar, enriquecedora e integral.
Señora Justicia, debe Usted estar administrada por jueces estudiosos, probos, pulcros, honestos, capaces, de primera condición, honorables y comprometidos con su función, que no sesgados ni cumpliendo trazados de absurda obediencia y atroz conveniencia, lo que los hace, además de intelectualmente mediocres, demostrado lo cual en la calidad jurídica de sus fallos y poco eficientes a la hora de ejercer su misión, mostrar su estado de cretinismo, al no entender y menos comprender, como bien se sostiene por ilustres pensadores, que si bien son falibles como seres humanos y pueden equivocarse, sean sus errores excusables si se basan en la aplicación de la norma legal que admite una razonada interpretación diversa y que para ello están los recursos judiciales para corregir el yerro judicial; pero no a sabiendas que están procediendo incorrectamente, sin que les importe lo generado con sus amañadas decisiones, como han sido el caso de muchos en el país, pero especialmente, con lo acontecido injustamente, lo que clama al cielo, con el Señor General Miguel Alfredo Maza Márquez, a quien a la luz del mundo y a la vista de todos, se le han violado hasta los más elementales derechos desde las prevaricación judicial manifiesta; y lo que es peor, sin saberse que más persiguen en su contra, acaba la Fiscalía. en proceder que empieza a calificarse desde la sensatez por connotados juristas como una “bellaquería”, abrirle investigación por el homicidio de Carlos Pizarro. Horror de Horrores que se suma a una de las mayores ignominias de la que el país tenga noticia en su histórico devenir.
Permítanme aquí insistir, como ya lo he hecho desde varias tribunas de opinión, que mientras grandes civilizaciones se esforzaron hasta la saciedad por crear sus propios héroes hasta mitificarlos, nosotros, al fin y al cabo rayanos en la incivilización a decir de algunos, teniéndolos de carne y hueso, ciertos, reales, verdaderos, que expusieron haya su vida más de una vez en beneficio patrio, nos esforzamos y de qué manera, por denostarlos hasta acabarlos; y lo que igualmente peor, para satisfacer apetitos que no se corresponden con lo que una persona de esa monumental talla e importancia universal hizo por su amanda Colombia y Patria y comunidad de naciones en beneficio de lo que correcto debía ser.
Parece increíble, de Ripley sin duda, que todo lo cual haya ocurrido en un país de leyes, pero sucedió y sigue sucediendo en los estrados judiciales del país donde se ha ventilado su caso, en los que no ha habido poder divino ni humano que les haga entender, pruebas contundentes y múltiples en mano, que nada de lo decidido corresponde con lo que consignado está en el todo documental del proceso. Todo se le ha violado. Repito, horror de horrores.
No se preocupa el país por la idoneidad de sus jueces, por su incorruptibilidad, todo se les permite, asuntos estos de la mayor responsabilidad. No llegan definitivamente, funcionarios real y verdaderamente competentes para desempeñar estos cargos; servidores que reúnan las calidades personales, preparación y experiencia necesarios para cumplir bien su función judicial, tan importante en un Estado Social de Derecho para la eficiencia de la administración de justicia, aceptación y credibilidad de la sociedad y la seguridad jurídica. No se procura el desempeño de sus funciones con integridad en interés de la justicia y de la sociedad, no se conserva una ética jurídica y la aprehensión de los mayores conocimientos al momento de proferir sus determinaciones judiciales para, de este modo, conservar la confianza del usuario que acude en pro de una tutela judicial efectiva y de justicia material.
Colombia, Patria amada, la justicia no es materia ni objeto de improvisación, debe y tienen que ser ella, ejercida por los mejores jueces, y no por aquellos que se dejan cooptar por la arbitrariedad, el exceso, la vulgaridad, la indecencia, la corrupción y la ignominia. Itero nuevamente, horror de horrores. saramara7@gmail.com