Por: Carlos Flórez Sarmiento*
La inseguridad, desafortunadamente, de no ponerle coto a sus estragos, será sin duda una de las problemáticas sociales que nos afectará, y más, por cuanto cada vez está más en un alza que pareciera incontrolable en el país, donde la realidad ha rebasado con creces a la ficción y, lamentablemente, los números oficiales dan cuenta de ello, lo que indica que han sido insuficientes la acción gubernamental. Muchos y más son los casos de homicidios dolosos que a diario se cometen, robos, atracos, secuestros, desapariciones, todos en franco aumento como lo registran las noticias, repletas absurdamente de hechos criminales considerables que permiten visualizar cómo esta incidencia delictiva afecta en grado y de manera superlativa el porvenir de todos.
Por ello, como abogado de profesión, político por vocación y especializado que soy en el tema de la seguridad, me doy frecuentemente a la tarea de mantener por vía de intercambio de ideas y respecto de estar actualizado en tan importante como crucial temática, largas conversaciones con experimentados especialistas en seguridad pública, buscando con ello conocer un punto de vista educado y versado lo suficiente, sobre el posible origen de la situación que se vive en el país, en sus municipios todos, y desprender algunas propuestas que pudieran ayudarnos a entender, comprender y atender este fenómeno.
De dichas frecuentes informales conversaciones, extraigo algunos puntos que pongo a consideración siempre, en la verdad que comprendo que la realidad amerita políticas públicas y estrategias más profundas y pensadas. La seguridad es una de mis legítimas preocupaciones, por lo que procuro siempre aportar un granito de arena, especialmente por nuestra juventud que bien merecen unos municipios, una Bogotá y una Colombia mejores
Aspecto fundamental en esto de la seguridad, valor fundante como esencial, es proveer a las entidades encargadas de su ejercicio, dotarlas de mayores recursos, en ruta a una superior profesionalización, equipamiento y aumento de las capacidades de la Policía Nacional en todas las latitudes patrias, toda vez que no deben debilitarse, ya que con ello se robustece el crimen en las más de sus facetas. Acompañado debe ir esto, con el combate a fondo de la corrupción, que va de la mano con la falta de rendición de cuentas, así como de los organismos que trabajaban para evaluar políticas públicas en esta materia y que cada día, tienen menos acceso a la información y, a la que tienen, es la que se publica oficialmente, lo que hace difícil comprobar su verdad verdadera.
En concreto, además de los muchos esfuerzos que deben seguir haciéndose en dirección a fortalecer los organismos instaurados para el efecto, se debe reconocer su importancia, por ser quienes más están en contacto con la comunidad; y, en consecuencia, mayormente debe brindárseles elementos mejores para adelantar su esforzada labor; y, regresar a los ejercicios de transparencia donde la ciudadanía y organizaciones civiles, podamos acceder a información veraz del actuar gubernamental, para ejercer nuestro derecho efectivo a la rendición de cuentas, elemento sustancial de buen gobierno.
*Abogado. Especializado en Derecho Administrativo. Magister en Seguridad. Ex Edil de Usaquén. Candidato al Concejo de Bogotá