Por: Hernando Pacific Gnecco*
El “crimen de ser políticamente cercano al derrocado presidente de Chile, Salvador Allende, le significó una espantosa pena de muerte. Su último poema, escrito en la antesala de su asesinato, refleja la tragedia de los detenidos en el Estadio Chile, unas 7000 personas, convertido en el mayor centro de detención y torturas de la dictadura militar de Pinochet. “Seis de los nuestros se perdieron en el espacio de las estrellas. Un muerto, un golpeado como jamás creí que se podría golpear a un ser humano. Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores, uno saltando al vacío, otro golpeándose la cabeza contra un muro, pero todos con la mirada fija de la muerte”. Así reza parte del innominado escrito.
El 11 de septiembre de 1973, Víctor Jara es detenido por los golpistas en su lugar de trabajo, la Universidad Técnica de Chile, junto con otros profesores, alumnos y funcionarios. Conducido al estadio, improvisado campo de concentración, es salvajemente agredido por los soldados; las brutales golpizas a patadas y culatazos le fracturaron sus manos, varias costillas y el rostro. Sus verdugos se burlaban de él invitándolo a tocar su guitarra. 44 balazos acabaron su corta existencia; tenía casi 41 años.
Era un referente de la Nueva Canción Chilena y de la canción protesta latinoamericana. Esa tendencia artística nació en Estados Unidos con Woody Guthrie (década de los 30), elevada a su máxima expresión por Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura de 2016. Otros artistas se les sumaron: Joan Báez, Leadbelly y Malvina Reynolds, entre otros. El contexto político de los años 60 en el mundo y particularmente en América Latina, motivó a músicos como Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Alí Primera, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez o Facundo Cabral. En Brasil surge el movimiento Tropicalia con artistas como Caetano Veloso (exiliado por la persecución de la dictadura), Gal Costa o la banda os Mutantes.
Europa dijo presente con España y Francia, principalmente. Las protestas de mayo del 68 en París, la primavera de Praga o contra la dictadura franquista motivaron a distintos artistas. Colombia tuvo en Pablus Gallinazus, Ana y Jaime, Eliana y Luis Gabriel a sus mejores exponentes; acá fue una moda pasajera sin mayor arraigo social.
La música ha sido un importante vehículo de expresión para visibilizar grandes inconformidades sociales. Plasma pensamientos y sentimientos de personas que quizás no cuentan con otros medios. Por ejemplo, en los Estados Unidos, la discriminación racial tuvo en Rhythm & Blues o el góspel una manera de concientizar a la sociedad de la lucha librada por los negros para superar el trato denigrante que siempre han recibido en ese país. El rechazo de las disqueras a grabar su música motivó la aparición de Motown.
Víctor Jara llevó una vida artística relativamente normal; Violeta Parra lo impulsa en este género musical. Cantautor, libretista, director de teatro, actor, poeta y profesor, este multifacético artista compuso canciones polémicas como “Plegaria a un labrador” y “Preguntas por Puerto Montt”, o el reconocido álbum “Canto libre”.
El presidente Salvador Allende lo nombró embajador cultural; su álbum “El derecho a vivir en paz” obtuvo el Laurel de Oro en 1971. Dirigió el homenaje a Pablo Neruda ese mismo año, cuando logró el poeta obtuvo el Premio Nobel de Literatura.
Luego de haber sido horriblemente asesinato, el irreconocible cadáver de Jara fue arrojado a unos matorrales como NN. En 1990, la Comisión de Verdad y Reconciliación reconoció el brutal crimen; siete militares fueron condenados por ello. Como homenaje a su memoria, en 2003 el estadio donde murió fue bautizado con su nombre. Para Gloria Konig, fue un acto de “verdad y justicia para el artista y para todos los detenidos, desaparecidos y ejecutados políticos de Chile.”
Siguen sin entender los tiranos de todas las calañas que la eliminación física de los pensadores no borra sus ideas. El asesinato de Víctor Jara o la obsesiva persecución de expresiones artísticas incómodas para cualquier régimen es fehaciente muestra de ello.
*Médico Cirujano. Especializado en Anestesiología y Reanimación. Docente Universitario. Columnista. hernandopacific@hotmail.com