Ruben Darío Ceballos Mendoza - jurista

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Es normal ver como muchos indican que la capacidad está asociada con la experiencia y esta con los años, lo que en aspectos de madurez y autonomía es aserto totalmente cierto, más no es válido al hablar de capacitación, formación, conocimiento, destreza y agilidad mental, ni respecto del compromiso que asiste a muchos jóvenes pensantes por sus territorios, debatir, cuestionar y proponer, razón por la que interesa convivir profesionalmente con una juventud pensante, conocerla más en sus espacios, que no son ni serán los mismos que se encuentran apoderados por personas mayores, que no quieren muchas veces escuchar opiniones, sino amoldarlos a un sistema que a ellos les funciona pero que claramente a la sociedad y a nuestros territorios no.

La sociedad en general, y ello es cierto, está adaptada para creer que mientras se es mayor más se sabes o se tienen mejores conocimientos, lo que es perfectamente debatible, pero la edad no es quien la genera, sino el vínculo, el aprendizaje, las ganas de querer saber, crear, creer y hablar mediante el oficio o el arte. Esto debería cambiar sustancialmente; y en y para ello, hace bastante falta escuchar voces frescas, que no vengan permeadas de juicios políticos o valorativos de sociedades que ya no se reflejan en la sociedad actual; por lo que importa apostarle a una juventud pensante, que no la de algarabía irracional, sino en la sesuda, en la que aporta; escucharla, responder sus dudas, tener en cuenta sus iniciativas, conocer sus intereses para dejar de lado todo asomo que lleva a un estancamiento social y colectivo.

Interesa una juventud pensante que lleve garante a la sociedad toda por rutas ciertas e importantes de cambios y procesos de transformaciones mejores, debiendo en consecuencia constituirse, de ser lo que debieran, que no como irracional, emocional y visceralmente muchas veces actúan, en el relevo generacional que requieren los asuntos públicos en todos los territorios del país.

Los jóvenes, está claro, tienen que enfrentarse a los diversos retos que se plantean en la vida, en el sector público o privado, donde abundan comentarios sobre sus edades y presunta inexperiencia, razón por la que sin más, deben superar el reto de la falta de oportunidades a todo nivel, ya que como jóvenes se ven constantemente expuestos por doquier a comentarios inconvenientes y salidos de tono, como el decir de: “Es que estás muy joven y no entiendes”, pasando por alto capacidades, conocimientos, incluso experiencia; y, en la mayoría de los casos, hasta de la trayectoria académica.

Dicho estigma sale siempre a relucir, lo que no es de buen recibo entre esa juventud pensante a la que nos hemos referido, toda vez que no por jóvenes son inexpertos y sin credenciales para ocupar cualquier cargo o tarea, así hallan alcanzado logros significativos, lo que refleja a todas luces señales inequívocas respecto que aún hoy, no hay confianza en las juventudes, en sus capacidades, quedando así aplazada en mucho la apuesta por el futuro de los territorios. A esa juventud hay que incluirla, reflejarla en marcos normativos, confiar en ella, y entender que los jóvenes así dispuestos y preparados tienen que ser parte esencial y aportante de cambios y transformaciones mejores.

*rubenceballos56@gmail.com – Jurista

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