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Por: José Guillermo Claros Penna*

Debemos como buenos ciudadanos vivir la política de manera diáfana, hacer de ella un buen y mejor hacer. Nunca de manera enredada ni enredarla, tampoco enmarañada ni enmarañarla con ilusionismos y baratos trucos que dejan a la ciudadanía sin más porvenir que la frustración. La vida no puede ser más una ilusión hecha de esperanza y de tiempo, ni una disciplina de fabulaciones públicas donde no hay esperanza y el tiempo jugando siempre contra el pueblo. Estamos liados en una maleza de ilusionismo y prestidigitación que deja a la ciudadanía sin porvenir y mucho naufragio. Somos víctimas de la mediocridad y de un poder mal entendido, lo mismo que engañados reiteradamente. Somos simples perinolas utilizados en el tablero de la representación de una democracia por momentos aparentemente real, pero muchas veces falsa, tras los fatales caprichos de dirigentes considerados hoy más que nunca por la mayoría social como ambiciosos, codiciosos, avaros, mentirosos y sin escrúpulos, que nos sumen en la manipulación y el relato tramposo, perniciosos y perverso.

La política, tal como la hacen la mayoría de los nuestro les sirve para ganar tiempo y algo de terreno de pronto, pero pierden a la postre toda esperanza de regeneración y verdad. Nadan en la corrupción de una decadencia perversa que pretende decidir entre lo malo y peor, donde se borran delitos, se roba y se miente sin consideración hacia la Constitución, la ciudadanía y la comunidad. No podemos seguir haciéndole el juego a la mala política, ni simulando democracia a la espera que nos correspondan con algo de servicio público al bien común de esta sociedad manejada por la dictadura del dinero, de la trapisonda y del poder mal entendido.

Tenemos como ciudadanos de bien ir tras el festín del buen y mejor hacer político, y no seguir prisioneros de unos pocos en detrimento de la sociedad toda. No más trucos ni maquillajes democráticos, no más sometimiento y dominio de las masas votantes para seguir durmiendo en el colchón de la opulencia que nos mantiene inmersos en una gran pesadilla social y política que ni los mejores libretistas y guionistas son capaces de mejorar.

Necesitamos abrir puertas, claraboyas, portones, ventanas y airear el salón de la política antes que los malos ambientes terminen asfixiándonos a todos más de lo que estamos con su aire corrompido. De cara al porvenir requerimos una respuesta colectiva que nos devuelva la vida, que nos traiga de nuevo esperanza y un tiempo limpio con el que existir como un país, como territorios libres y verdaderamente democráticos; razones para que seamos una valida lección de conciencia y honorable futuro con el que enterrar este periodo negro de nuestra política nacional, a efecto que la política nos deje vivir con dignidad y que la vida nos permita ser una auténtica, legitima, real y verdadera democracia, esa que debemos entender como la base sobre la que se erigen sociedades resilientes, integradoras, pacíficas y es garantía de libertad cuando promueve el desarrollo sostenible y protege la dignidad y los derechos de todas las personas. joseguillermoclarospenna@autlook.com

*Profesional en Ciencia Militares. Administrador de Empresas. Abogado. Candidato a Doctor en Derecho. Columnista

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