Por: Ale Marquis*
El 12 de febrero se cumplieron 98 años del nacimiento de un personaje absolutamente fundamental en el desarrollo y evolución de la música latina llamada salsa. Catalino Curet Alonso, mejor conocido como Tite Curet, compuso cerca de 2.000 canciones. Muchas de ellas alimentaron la salsa y se convirtieron en clásicos que viven por siempre en la mente de los melómanos salseros. Algunas de las canciones compuestas por él, para que nos pongamos en contexto, son: “El periódico de ayer”, “Juanito alimaña” y “Barrunto”, cantadas por Héctor Lavoe. “Anacaona”, “Mi triste problema”, “Juan Albañil” y “Los entierros”, interpretadas por Cheo Feliciano. “Plantación adentro”, que hizo famosa Rubén Blades. “La esencia del guaguancó”, inigualable en la voz de Pete “el Conde” Rodríguez. “Las caras lindas” y “De todas maneras rosas”, clásicos de Ismael Rivera. “Ella está en otra rumba” y “Pedregal” cantadas por Justo Betancourt. “El hijo de Obatalá” y “Flor de los lindos campos” tocadas por Ray Baretto. “Tú loco y yo tranquilo”, “Marejada feliz” y “Lamento de Concepción”, interpretadas por la orquesta de Roberto Roena. “Brujería”, tocada por El Gran Combo de Puerto Rico.
Tite Curet nació en Hoyo Inglés, Guayama, Puerto Rico. Su madre era costurera y su padre profesor de español y músico (trompeta y trombón) en la orquesta de Simón (Pim) Madera. El entonces pequeño Tite no tenía los dos años cuando sus padres se separan. La madre decide mudarse con Tite y sus tres hermanas a Barrio Obrero, en Santurce. Ahí conoce a quienes serían sus amigos para siempre: Ismael Rivera, Rafael Cortijo y Daniel Santos. En ese lugar también hacían vida dos personajes de quienes Tite confiesa años más tarde haberse inspirado y que fueron influyentes para él. Los excelsos compositores boricuas Rafael Hernández (“Lamento borincano”, “El cumbanchero”, “Capullito de alelí”) y Pedro Flores (“Yo no he visto a Linda”, “Bajo un palmar”, “Perdón”). Curet compuso su primera canción a los 15 años comenzando un largo y fructífero camino, en el que además el elemento social y racial estuvo siempre presente. Cheo Feliciano contó sobre esto: “No era normal en el momento en que él (Curet) comenzó a hacerlo, pero incluyó en sus canciones el significado de ser de raza negra, siempre manifestando con valentía el orgullo que sentía de serlo”.
Su gran talento para componer queda plasmado en este comentario de su hija Hilda: “Papá siempre estaba escribiendo canciones, en la casa, en la calle, desde que amanecía hasta que se iba a dormir. Siempre llevaba un cuaderno a todos lados, pero yo lo vi escribir incluso en servilletas. Lo recuerdo caminando de un lado a otro de la casa moviendo sus manos en el aire mientras cantaba las letras o mientras tarareaba melodías en un grabador”.
Tite no solo componía grandes canciones. Su talento también le permitía hacerlo muy rápido. Escribió 9 de las 10 canciones del álbum Cheo en tan solo 2 días. “Había que grabar 10 canciones y teníamos 9 -contó Cheo Feliciano en una entrevista-. Tite me preguntó si quería una salsa o un bolero. Un bolero, le dije. Me respondió que no tenía nada en ese momento, pero que nos veríamos en 30 minutos. Se subió en un autobús y en los 30 minutos que duró el trayecto compuso ‘Mi triste problema”. Otros 30 minutos le tomó componer la canción “Isadora” para Celia Cruz, luego de que alguien le mostrara un libro sobre la famosa bailarina Isadora Duncan.
Cualquiera pensaría que un talento como el de Tite Curet Alonso tendría resuelto cualquier problema económico en la vida. Lo cierto es que Curet no recibió todo lo que le correspondía por derechos de autor, por lo cual mantuvo durante 37 años su trabajo como cartero en el U. S. Post Office en San Juan, Puerto Rico, para sobrevivir y mantener a su familia.
De acuerdo con lo estimado, Tite Curet dejó de recibir entre 3 y 5 millones de dólares de varias compañías disqueras por concepto de derechos de autor sobre sus canciones. “El único problema con el dinero es que es necesario. Yo no quiero quitarle a las compañías disqueras. Yo solo quiero lo que me deben. Estoy agradecido con Jerry Massucci por lanzar mi carrera y por apoyarme, pero tiene que pagarme lo que me debe porque yo produje para él y lo hice millonario”, dijo Curet sobre esta situación.
Catalino Curet Alonso murió en agosto de 2003 en Baltimore, Maryland (Estados Unidos) de una falla respiratoria y ataque al corazón. No llegó a ver resuelto el largo litigio que emprendieron sus herederos por reclamar algo que le correspondía. Apenas en 2009, la sucesión Curet logró recuperar los derechos sobre 695 canciones de este compositor que, como el Dios romano Mercurio, fungió como mensajero de los dioses, a través de cartas llenas de historias en su bolsa de correo y de las canciones que, sin duda, representan los cimientos y fueron parte fundamental para institucionalizar esta música que amamos llamada salsa.
Don Tite no solo compuso salsa, también temas como “La tirana” (La Lupe), uno de los más famosos. De El libro de la salsa de César Miguel Rondón, tomamos este testimonio de una conversación entre Curet y el autor del famoso libro salsero: “La gente cuando habla del amor habla porque este ya pasó y porque quieren que vuelva a pasar, y es ahí cuando viene el bolero… El bolero es un acto de agresión, de alevosía, el reto por lo que fue y el reto por lo que vendrá (…) Para mí el bolero es como un baño de María, un discurso lento, caliente y con sudor, que hace un recuento de la relación amorosa, y la relación amorosa, cuando vale la pena, siempre es caliente y con sudor”. Con información de: Anani Kaike (Voice of the Water Lily). Tomas Peña (jazzdelapena.com). César Miguel Rondón (El libro de la salsa).
*Ale Marquis, es músico, melómano y productor de contenidos. En su canal de YouTube se ha dedicado a resaltar el legado de los maestros pianistas de la llamada salsa. Creador junto a Luis M. Guzmán del podcast Querida Salsa, disponible en las principales plataformas de difusión. @AleMarquis. Columna invitada