Por: José Manuel Herrera Brito
En el mundo en que vivimos, espacio cada vez más incierto, una de las razones para apropiarnos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS (como un ordenador que refleja el consenso amplio de los gobiernos y la sociedad civil), es girar en torno a un desarrollo sustentable y sostenible con igualdad y reducción de los conflictos, importando la formulación de políticas acordes con los Objetivos, la combinación de respuesta a los problemas estructurales que tenemos y la necesidad urgente de actuar ante la coyuntura de la emergencia sanitaria, económica y social que vivimos y requiere recuperaciones, transformaciones reales y avanzar con eficacia y velocidad en este propósito.
Se impone crear espacios políticos para un crecimiento equilibrado, construcción y expansión del bienestar general, atender las economías emergentes, enfrentar las disparidades con el mundo desarrollado, apurar para que se considere debidamente la cooperación internacional en lo financiero y en la adaptación y combate frente a la emergencia ambiental, la creciente rivalidad geopolítica en el sistema internacional, la agudización de la desigualdad y el resurgir de los movimientos autoritarios, racistas y xenófobos, en lo que importa la cooperación.
No es noticia que nuestra economía registra problemas estructurales, agravados por la emergencia en comento, De ahí la necesidad de alcanzar los ODS, que. si bien ayer era una ardua tarea, hoy es una empresa supremamente difícil, ya que la contracción económica que se ha generado, además de aumento en el desempleo y la desigualdad, ha hecho aún más improbable que se dichos Objetivos se alcancen.
Requerido estamos de una mayor conciencia por parte de los actores políticos y económicos respecto de las vulnerabilidades del estilo de desarrollo anterior, así como de la necesidad de cooperación y solidaridad internacionales para resolver problemas globales como el cambio climático y la pandemia, cuyos impactos sobre los sistemas de salud y los grupos más vulnerables han puesto de presente la importancia de la economía del cuidado, así como la carga asimétrica que recae sobre las mujeres, quienes han sufrido en mayor grado las repercusiones económicas y sociales de la emergencia.
Importa el potencial de las políticas públicas para enfrentar los choques y aminorar sus impactos. Incrementar el gasto público y las transferencias de ingresos, evitar el colapso de las economías y facilitar el inicio de la recuperación. Se impone articular las políticas de corto plazo con la solución de problemas estructurales de largo aliento: inequidad, desigualdad, rezago tecnológico y productivo y la destrucción del medio ambiente. Es abordar esto colectiva y simultáneamente. Impulsar sostenibilidad. inversión pública y la construcción de capacidades endógenas y de un Estado de bienestar, con base en políticas sectoriales, de la mano de un financiamiento para el desarrollo y la solidaridad internacional, para recuperar la política y los acuerdos democráticos como parte esencial de la solución a los problemas económicos y sociales de nuestra sociedad, siendo fundamental en ello los acuerdos y la acción colectiva.
Requeridos son es estos procesos la integración para dar paso a la transición hacia un nuevo estilo de desarrollo con menores costos y mayor productividad; aprovechando, como sostienen cientistas sociales, políticos y económicos, las economías de escala en la inversión en infraestructura, la creación de nuevas actividades económicas y empleos y el impulso a la investigación y el desarrollo tecnológicos para la innovación; integración que daría una mayor en el debate sobre las normas internacionales en materia de comercio, inversión, tecnología y medio ambiente que regirán en un futuro próximo; al tiempo de bregar por recuperar el concepto de ciudadanía y de igualdad de derechos para estructurar un nuevo ciclo de políticas de desarrollo centradas en el crecimiento, el empleo, la sostenibilidad y la igualdad. saramara7@gmail.com