ricardo-villa-sanchez. Jurista, con amplia experiencia y formación en cargos técnicos de dirección

Por: Ricardo Villa Sánchez*

La conmemoración de los 500 años de Santa Marta, es el momento propicio para que nuestra ciudad vuelva a ocupar el sitial geoestratégico, biopolítico e histórico que no ha debido dejar de ocupar en la nación colombiana. La propuesta aprobada por el presidente Gustavo Petro de que se instale un eje de primera línea tecnológica en la ciudad hace parte de esta iniciativa, basado en infraestructura de inteligencia artificial que se denomina “data centers” con mega computadoras de tecnología cuántica, con huella cero de carbón, que se articula a la instalación de una facultad de inteligencia artificial en la Universidad del Magdalena y de Caldas y a la especialización en esta misma materia, que avanza en la Universidad Autónoma del Caribe.

También se une a esta iniciativa de cambio, el proceso de gobernanza de paz en la Sierra Nevada de Santa Marta que inició con diálogos sociales por la paz con justicia social y ambiental, con líderes representativos campesinos, étnicos, institucionales, gremiales y demás actores claves, para transformar el territorio y consolidar el Estado social y democrático de derecho en la ciudad y sus alrededores. Además de las acciones para hallar una solución participativa al problema estructural del abastecimiento de agua, que parte de reordenar el territorio alrededor del cuidado máximo del agua, de instalar plantas desalinizadoras de agua, de recuperar cuencas hídricas y recursos forestales, sobre todo, de que se siembre el ideal ciudadano de que el agua es un bien común, es un derecho vital, y es para todos.

Se aúna a esto a la idea de que esta conmemoración, se basa en 500 años y más de vida en el caribe, desde el Urabá con la Santa María la Antigua del Darién hasta Punta Gallinas; el conocimiento ancestral indígena; el intercambio entre el litoral y la gran cuenca insultar; los cuentos y leyendas de la piratería, los viajes y las aventuras; la Paz con la naturaleza en la Sierra Nevada de Santa Marta; el anhelo emancipatorio; el encuentro libre, de avanzada, soberano, entre diversos mundos: el del mediterráneo latino, los países árabes, los choques culturales entre hermanos mayores y menores, el diálogo intercultural, los pactos inter étnicos que se puedan lograr, la resistencia, la construcción de nación, y el legado progresista que anhela el cambio y le puede enviar un mensaje de concordia, de esperanza, de integración y solidaridad, al mundo entero.

Santa Marta, es la punta de lanza de las reformas sociales para que cambiemos juntos al país. No es casualidad que desde Santa Marta, el corazón del mundo, el corazón de la paz, inicie la campaña admirable, de origen ciudadano, para que se vote una Consulta Popular dando el sí por las reformas sociales, como la que se dirige a que se cumpla la promesa aplazada de la Constitución de 1991, de un estatuto del trabajo y del trabajador. En Santa Marta con foros, reuniones y asambleas ciudadanas, como el que realizó el Ministro de Trabajo Antonio Sanguino, o la extraordinaria Asamblea de Mujeres Rurales del Caribe para la implementación de la reforma agraria integral, en la que escuchamos consecuentes discursos, con referencia, entre otras cuestionas a las reformas sociales y la convocatoria a este mecanismo constitucional de participación ciudadana, la Consulta Popular, por parte de la Ministra de Agricultura Martha Carvajalino, de las senadoras Imelda Daza, Gloria Flórez y María José Pizarro y, entre otras, de líderes locales como Carmen Caicedo; el primer encuentro del Pacto Histórico por la Consulta Popular, con un emotivo discurso de Gloria Inés Ramírez, entre otras, nos muestra que desde Santa Marta, el llamado a la Consulta Popular, tiene el toque femenino, el llamado y clamor de nosotras las mayorías. 

*Abogado Especializado. Magister. Candidato a Doctor en Derecho. Académico. Conferenciante. Escritor. Columnista

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