Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*
Obligados como colombianos estamos a buscar alternativas posibles y probables de cambio, transformación progreso, bienestar, desarrollo, crecimiento, prosperidad y muchos otros avances que hagan realidad los mil y más anhelos represados que tenemos y nos han acompañado desde hace tiempo sin que realizados sean y ni siquiera apuntan en el horizonte. No estamos más para incertidumbres ni dejarnos obnubilar por baratos ni demagógicos populismos. Los colombianos queremos un cambio, que se construya en ámbitos de conciliación, voluntad y decisión ese mejor país que requerimos.
Hora es ya de conciliarnos, ser inclusivos, diversos, pensar en grande, preocuparnos y ocuparnos de nuestra biodiversidad, potenciar a nuestras regiones camino a ser definitivamente una mejor sociedad. Necesitamos líderes y gobernantes verdaderos con valores y experiencia en capacidad de enfrentar con éxito los innumerables y grandes retos que tenemos en cuanto lo social, salud, educación, economía, inseguridad, corrupción, inequidad, falta de producción, competitividad, empleo y oportunidades que nos afectan en alto grado. Dirigentes que aprecien a sus gobernados y caminen siempre por consolidar una agenda de cambio, para construir en contexto de mejoramiento permanente y continuo tras ese mejor porvenir que merecemos y queremos.
Demandamos en manera importante y urgente de una verdadera y ojalá pronta modernización a todos los niveles, misma que a tono cierto con la comunidad de naciones sea posible consultando nuestras propias realidades y necesidades, además que provea con eficiencia y cuidando al máximo nuestros sagrados recursos públicos enderezados sean a darle importancia a la dignidad humana, especialmente la de quienes han sido olvidados por las estructuras de poder y navegan en mares de desesperación, pobreza y miseria, caldos de cultivo para lo malo y peor, de ahí la importancia de tener un Estado activo, actuante, avizor, preventivo, vigente, con presencia y responsabilidad a todo lo largo y ancho de la geografía nacional y fuera de ella podamos ser tenidos en cuenta. Un país donde valorado con creces sean probidad, rectitud, justa Justicia y recuperada sea la credibilidad institucional.
Debe y tiene que ser Colombia un Estado real y verdaderamente integrado en todos sus confines, con una economía productiva, equitativa y sostenible, Un país que le apueste a la educación, a la formación, al conocimiento, la ciencia y la tecnología. Un país sin violencia, socialmente cohesionado y seguro, construido desde sus bases y territorios. Un país en paz que avance en todas sus áreas, renglones y niveles. Un país que se asuma en su todo integral y en esa misma medida mire el agro como fuente y motor de progreso, desarrollo y crecimiento.
*Rubén Darío Ceballos. Jurista. rubenceballos56@gmail.com