JOSÉ MANUEL HERRERA BRITO

Por: José Manuel Herrera Brito

Definitivamente, es extendido y socorrido decir, que la fortuna visita y convive con los osados, audaces y atrevidos, lo que ha sido siempre refrendado a través de la historia de la humanidad, más no así respecto de irresponsables temerarios y aventureros, lo que es actualidad que parece no desmentirse nunca. Como pueblo, nos interesan dirigentes y líderes audaces dispuestos a conseguir los objetivos, propósitos y consolidaciones mejores para la gente, lo que debe ser reto, desafío y confiar en poder lograrlo, lo que será mayormente factible cuanto más cohesionado se esté respecto de lo que se persigue en beneficio comunitario, consultadas a cabalidad realidades, prioridades, necesidades, de demandas y súplicas poblacionales.

Requeridos estamos de válidas orientaciones, de verdades, de grupos políticos que sepan hacia dónde van, claros objetivos. Dirigentes y líderes formados, de primera condición, con posiciones, posturas y planteamientos concretos. Que entiendan y comprendan que las realizaciones mejores y superiores están aún en lejanía y apurarse deben en su procura. Que importan lineamientos y señalamientos meridianos, al igual que caminos, cauces y sendas que nos lleven a progresos integrales, lo mismo que sean accesibles y asequibles la consecución de poderes para revertirlos en la comunidad.

Interesan, requerimos y queremos con premura líderes que apuesten a lo positivo, al cambio, a la construcción, a la reconstrucción, a la restauración y a la transformación cuando así se requiera y puedan tener la bastante significación y relevancia que menester sea. Que proporcionen buena renta a los asociados en obras, logros y realizaciones en todas las áreas de poder y a todos los niveles. Que sean un moderno renacer y definan destinos de prosperidad permanente y continua. Que sean algo más que solo planteamientos. Que se dejen ver y muestren su hacer y su estrategia. Es aprovechar la oportunidad que presenta hoy en todo el país la actual escena política y llegar para gestionar con acierto y estatura ética y moral lo realmente conveniente para la gente, que anhelante espera ver por fin cumplidos sus deseos de buenos ciudadanos, en el pensar que no se puede ser siempre prisionero de imprevisiones, improvisaciones, incertidumbres y esterilidades. La invitación es a no equivocarse más, para lo cual hay que pensar y no seguir soportando las nocivas e infecundas rutinas a las que nos tiene acostumbrados.

Importa en beneficio de todos y en los actuales momentos la formalización de un contrato social ampliamente democrático que nos permita estabilidad, seguridad, garantías y ganancias colectivas, sin que ello signifique condicionamientos para favorecer nefastas alternativas y desmedidas ambiciones, sino las que apunten a conseguir elevados objetivos, realizaciones y programas de máximo aprovechamiento y equidad.

Tenemos que mirar, ver, observar y leer con diáfana claridad los momentos. No saberlo, entraña fracasos y dificultades mayores para alcanzar el éxito. Se impone oponerse a las vulgares complicidades. Superarlas. Desbrozar infortunios. Confrontar lo dañoso y buscar los mejores provechos para la causa de servir a nuestra sociedad, en lo que todo desvelo o esfuerzo es poco; de ahí la necesidad de afrontar riesgos en favor de mejores causas, siendo vital tener presente que obligados estamos a olvidar una política y quehacer político enmarañados de absurdos intereses, importando como respuesta la reflexión profunda como el fundamento que debe animarnos a la participación democrática activa, a la acción constructiva, en lo que debemos ser osados, audaces o atrevidos, ya que si la fortuna, como arriba anotamos, sonríe a los audaces, lo hará más intensamente, si esa osadía, audacia o atrevimiento es mayor y a eso debemos apostarle. saramara7@gmail.com

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