RAFAEL ROBLES SOLANO Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL

Por: Rafael Robles Solano*

Todos somos conscientes de los enormes problemas que en nuestro país genera la inseguridad y violencia de los delincuentes en los centros urbanos, sin embargo, causa curiosidad, sorpresa y extrañeza para la mayoría de las personas ajenas a esta clase de delitos, el que las víctimas de atracos, se muestren apáticas y renuentes a formular las denuncias penales correspondientes ante las instancias judiciales, lo cual conduce a que se formulen diversas teorías especulativas sobre las mismas y que las autoridades policiales, se muestren dolidas, porque la falta de denuncias, implica que los delincuentes capturados, resulten en libertad por dicha situación.    

Las bandas delincuenciales proliferan por los sectores más exclusivos de las ciudades, quienes, además, de dedicarse a hacerle inteligencia a aquellas personas que serán objeto de sus acciones, porque son proclives a publicar en sus redes sociales lo que hacen, sus lujos y gustos, lo cual facilita a los bandidos el poder perfilar a sus futuras víctimas y hacerle los seguimientos que concluyen con los atracos. Entre sus actividades ilícitas, se destacan los robos de vehículos de alta gama, los asaltos a restaurantes en donde concurren solo quienes tienen la capacidad económica para disfrutar de aquellos sitios, pero remitiéndonos a la capital, en Bogotá, los vemos en todas las zonas, pero esta clase de delitos se circunscriben más al norte de la ciudad, como en el Chicó, Nogal, Usaquén, el parque nacional, las carreras séptimas, novena, quince, diecinueve y la autopista del norte. 

Pero la realidad de estos hechos relacionados con la inseguridad se desliza por escenarios no sospechados o imaginados por el común de las personas, que no entienden lo que sucede. Por tal motivo, analizo algunas razones que contribuyen a que las víctimas, eviten o eludan formalizar las correspondientes denuncias.

Inicialmente tenemos lo engorroso y difícil que resulta formular una denuncia penal, más allá del tiempo requerido para hacerlo, pues si es virtual, porque usualmente la página está saturada y es imposible acceder a ella. Otra molestia consiste en que toca ir hasta las instalaciones de la Fiscalía, donde las víctimas deben esperar horas, para ser atendidos. Por esas dificultades, la víctima termina pensando que es más fácil conseguir y reponer lo hurtado, que formular dicha denuncia, veamos: Pero quizás la mayor preocupación y el mejor argumento que se tiene contra estas denuncias consiste en que toca registrar allá, información con los datos personales del denunciante, como su dirección y demás señas, que permitan su localización. Mientras que casi nunca es posible aportar los del victimario, por lo que las denuncias usualmente van en contra de sujetos: En averiguación. 

Bajo las circunstancias descritas, y ante los altos índices de corrupción, tenemos que, una vez instauradas las denuncias, las víctimas a su vez, quedan expuestas a que los emisarios y los defensores de los delincuentes, consigan acceder a la información personal del denunciante, lo cual conlleva a una revictimización de la persona afectada por el caso delictivo, porque corren el riesgo de ser amenazados y extorsionados con posterioridad a los hechos, sea para que desistan de las denuncias o para exigir dineros a cambio de no sufrir nuevos atentados en su persona y entorno familiar.

 *Secretario Ejecutivo LIDERESOCIAL. rafaelrobles12@hotmail.com 

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