Por Javier Genaro Jiménez Jordi (El Viejo Javi)
Periodista de Turismo
“Esto se hace así o se debe hacer así”. Ese es el objetivo que persiguen las políticas públicas en un Estado Social de Derecho. Hacer las cosas que hay que hacer, bien, para satisfacer las necesidades de la sociedad o de parte de ella. En este caso, responden como parte de la solución a las necesidades de un sector de la economía que genera un empleo por cada diez y cerca de 7.000 millones dólares en divisas al país. (Cifras a 2019, quizá el mejor año del turismo colombiano de las últimas décadas).
Son instrumentos normativos que orientan a regiones y comunidades anfitrionas con evidente interés turístico.
Además de las políticas de Infraestructura Turística y Turismo Sostenible “Unidos por la Naturaleza”, recientemente oficializadas, la institucionalidad del ramo ha diseñado en estos dieciocho años (2003-2021), cinco políticas más y un plan indicativo: una política para el desarrollo del ecoturismo, otra para para el impulso y la promoción del patrimonio artesanal, una más para lograr que el turismo sea accesible e incluyente para todos los colombianos, otra para transformar a Colombia en destino de clase mundial con una política de mercadeo y promoción, y una más que tiene que ver con la competitividad del sector.
El espíritu de la política pública busca un desarrollo sostenible del ecoturismo en un marco de responsabilidad social que impulse una oferta competitiva y de calidad de los servicios y de los destinos. Política pública que fue adoptada en 2003. El desarrollo responsable de esta clase de turismo especializado en las comunidades debe generar beneficios económicos y escaso impacto en el medio ambiente, recurso natural base de la actividad turística y ecoturística, así como un mínimo efecto en la riqueza cultural autóctona.
“Iniciativas conjuntas para el impulso y la promoción del patrimonio artesanal y el turismo colombiano”, es la política orientada a las artesanías, como parte integral de la actividad turística. Si existe algo ligado al turismo que no podría romperse jamás ese algo es el detalle tangible de la identidad natural y cultural de un destino, región o comunidad local.
“Hacia un turismo accesible e incluyente para todos los colombianos”, es el norte de uno de los instrumentos normativos más sociales del marco teórico de la actividad turística. Un eje estratégico de la Ley 300 de 1996 o Ley General de Turismo, recientemente modificada por la Ley 2068 de 2020. La ley y los factores de ordenación, promoción y disciplina del mercado como ejes para el desarrollo del turismo traen consigo los principios de accesibilidad e inclusión de un turismo para todos: jóvenes, adultos mayores y tercera edad, pensionados, población en condición de discapacidad, comunidad LGBTIQ+ y todo el espectro de la sociedad, tienen derecho al descanso y al aprovechamiento del tiempo libre mediante actividades de esparcimiento, recreación, deporte y desarrollo cultural en condiciones adecuadas, economía, calidad y seguridad.
“Colombia destino de clase mundial”, se denominó la Política de Mercadeo y Promoción Turística, que condujo a Colombia convertirse en destino turístico atractivo para el mercado externo. Las autoridades aplicaron estándares de calidad reconocidos por los organismos internacionales y diez años después, en 2019, el país tenía en el turismo el segundo sector de exportación después del petróleo y por encima del carbón, café, flores y bananos, irrigando a la economía nacional, a las regiones y comunidades locales 7.000 millones de dólares en divisas.
El turismo se especializó en productos y destinos mientras que regiones y comunidades de acogida le apostaron presente y futuro como fuente de crecimiento y desarrollo económico y social y cultura, respetando y preservando la identidad cultural local y las normas de cuidado, conservación y protección al medioambiente. Hoy ProColombia promociona al país con una nueva estrategia internacional que gira en torno al recurso natural y cultural del territorio colombiano: las seis Macrorregiones.
“El desafío para alcanzar un turismo de clase mundial, 2009, es el nombre de la Política de Competitividad Turística. No es fácil ser un destino turístico de clase mundial, donde se viva sin problema del turismo como eje económico, cultural y social.
Bien lo anotó en 1996 el ex viceministro de Industria, Comercio y Turismo, Manuel José Cárdenas, uno de los artífices del espíritu de la Ley General de Turismo quien al tocar el tema de la ‘competitividad’ la describe como la capacidad de una industria para alcanzar, en relación con sus competidores, una rentabilidad de sus inversiones superior al promedio, de tal manera que sea sostenible en el tiempo.
La Política de Turismo Sostenible nos obliga remitirnos a la primera política pública de esta generación: la de Ecoturismo. Sin embargo “Unidos por la Naturaleza”, va mucho más allá busca que el crecimiento y desarrollo del turismo sea responsable y respetuoso con el medio ambiente y la cultura local. La sostenibilidad es el eje en el que gira toda actividad económica y, por supuesto, la turística no es la excepción. Con estas políticas la de ecoturismo y turismo sostenible, se busca posicionar a Colombia como el segundo destino naturalmente más biodiverso y atractivo del planeta.
Este año se oficializó la Política de Infraestructura Turística, como base del crecimiento y desarrollo del turismo.Sin infraestructura turística es difícil el turismo. Un atractivo natural o un acto o evento cultural sin medios o vías de acceso es difícil o imposible de conocer. Tender un puente entre el turista y el atractivo, y generarle una grata experiencia con el destino y su gente, es el objetivo de la política. Por último, el plan indicativo de formación y capacitación turística, centrado en el eslabón más importante de la cadena productiva: el recurso humano.