Por: Saúl Alfonso herrera Henríquez*

Muchas críticas, sobre todo por parte de los que nada construyen, lo que es diaria ocurrencia entre nosotros, devienen de personas que en nada colaboran y menos proponen soluciones, lo que las hace insustanciales al estar focalizadas más en la forma que en el fondo, que es lo requerido para que aporte fuera. Las críticas, ese conjunto de opiniones o juicios que responden a muchas variables, pueden resultar positivas o negativas. Lo cierto es que, de manera objetiva nos indica que una crítica debe señalar un error o una debilidad y puede ser aprovechada para enmendar, corregir o mejorar, aunque casi siempre viene cargadas de no buenas intenciones, sino de afán de protagonismo.

Las críticas, es mi opinión, deben ser razonadas, argumentadas, sustentadas. Evidenciar de lo que se trata. Lo que ayudaría a enderezar rumbos. Pensar en cómo aportar ideas para fortalecernos en todo sentido, dirección y contenidos, a efecto que se logren cambios y transformaciones. Emitir opiniones críticas para que se saque provecho de ellas debe guardar relación con lo que mejor se quiere. Decir en ellas certezas, trasmitir entusiasmo, responsabilidad ciudadana y compromisos que emocionen por la sinceridad al abordar nuestros problemas y por la manera en que se pueda volver autocrítica en muchos casos. Importante también, que traduzcan propuestas, que sea invitación a pensar como municipio, departamento, región o país con calidad de contenido e ir acirde con lo que la ciudadanía demanda.

Que las mismas no sean obras de la casualidad, sino fruto de debates, consultas populares, análisis de situaciones, observaciones, búsquedas de los caminos mejores por los cuales transitar sin peligros, lo que repito, ayudará a que se implanten e implementen según los casos y necesidades, políticas de ajuste que generen bienestar para la mayoría de la población, camino a enterrar la pobreza y miseria circundante. Es garantizar y preservar la mayor cuota de justicia y solidaridad social posible para no autodestruirnos; especialmente por cuanto creo firmemente en las enormes potencialidades del trabajo colectivo y en las experiencias que todos los ciudadanos pueden aportar para que seamos más.

Primordial como propósito y conquista, es intercambiar criterios, conectar, armonizar, articular propuestas diversas que sean fruto del estudio y de la práctica para iluminar los caminos a seguir, especialmente por cuanto desarrollo, prosperidad y bienestar esperan y bien lo merecen los nuestros; de ahí que el mayor interés y esfuerzo sea diferenciar las que realmente entorpecen y no buscan el bien colectivo.

Igual cabe reflexionar sobre el aporte de cada uno de nosotros, al tiempo de comprobar que lo que se implante, implemente o se busque transformar desde el gobierno, tengan que ver con nuestras propuestas, y así podamos ver que pensar para nosotros es mucho más que una consigna vacía, un ejercicio colectivo del que todos podemos ser parte y bien vale la pena. Juntos somos y podemos más. *Abogado. Especializado en Gestión Pública. E.Mail.: saulherrera.h@gmail.com

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