Por: José Manuel Herrera Brito
Elegir es sin duda algo demasiado serio. Va en ello nuestro presente y el porvenir de las futuras generaciones. Marcarán estas elecciones próximas la gobernabilidad de nuestro país durante los próximos años. En política y, de hecho, se podría aplicar en la mayor parte de dimensiones de nuestra vida, la toma de decisiones no se basa solo en pasar de una situación actual a una ideal, sino en saber elegir a ciencia y conciencia, sin importar partidos ni conveniencias, la mejor opción de entre todas las opciones posibles. Vale decir que cuando tenemos que elegir entre diferentes opciones disponibles, debemos y ojala nos decantemos por aquella mejor para todos con la que saldríamos mejor y más fortalecidos.
Una decisión que apunte a derribar toda injusticia, a fortalecer y profundizar la democracia, a acabar corrupción y corruptelas, a proveernos seguridad, desarrollo y crecimiento, atacar con firmeza las malas prácticas a todo nivel y en todos los escenarios, que ayude a que se rectifique lo mal y peor andado, lo mismo que avale y aplauda la escogencia de los caminos mejores para todos que nos lleve a consolidar una mejor y más halagüeña situación, lo que dejará en mejor perspectiva al país; no a unos partidos o a un gobierno sino a una sociedad toda; de lo contrario, estaríamos haciéndonos el harakiri y pagando otras vez una nueva anomalía en contra de la democrática, ciudadanía y comunidad en general.
No más situaciones de incertidumbre y de dudas generalizadas que no pueden encararse bajo ninguna circunstancia con unas instituciones débiles ni con un gobierno arrogante, arbitrario, tirano, demagogo, descerebrado y populista. No puede el país retroceder y menos pararse. Necesitamos un gobierno que dé respuesta a las demandas, reclamos y necesidades y desafíos de nuestro tiempo. Somos una sociedad que tiene que cambiar para bien y de hecho ha cambiado mucho en los últimos años, cambios que se aceleraron en esta triple emergencia sanitaria, económica y social, por lo que se requiere de manera importante y urgente de una dinámicas sociales y económicas óptimas, con una superior concepción del trabajo, y unas estructuras sociales y familiares con formas superiores de interacción, no se puede poner el país en pausa y si ir de prosa tras los cambios y transformaciones que necesitamos en contexto de modernidad.
No podemos elegir figuras menores, mandatarios que a su paso por la administración han demostrado con supina ignorancia desconocer la cosa pública, sería ello injusto e incomprensible por demás. No y mil veces no podemos permitirnos ese lujo y menos que queden bloqueadas ni paralizadas las instituciones. No podemos permitirnos el lujo de ser mal administradas como ya hemos visto, Necesitamos hoy más que nunca un gobierno capaz de dar efectiva respuesta a las situaciones que vivimos, más cuando requerimos de hacernos más fuertes como país. Llego el momento de la grandeza, de estar a la altura de las circunstancias todas y tener un gobierno fuerte que haga políticas que protejan la ciudadanía e impulsen la economía como debe y tiene que ser, y no de otra manera.
Interesa sobremanera entender que luego y después de todo, la política tiene sentido si es útil, sentido en el cual requerimos de mejores estrategias para nuestro porvenir. Ayudar a seguir construyendo el país, tomar decisiones validas, superar definitivamente esta emergencia que aún vivimos, reactivar la economía y demás otros aspectos, solo podrá hacerse con un gobierno fuerte, no con mentiras, tozudez manifiesta, ni con falsas e irrealizables promesas como de las que a diario somos testigos de excepción. En nosotros está valorar si avanzamos o retrocedemos con cada opción disponible y si salimos más fuertes o más débiles de esta nueva justa electiva. saramara7@gmail.com