Por. Saúl Alfonso Herrera Henríquez*
Ha tomado y debe seguirlo haciendo el empoderamiento de la mujer el lugar que le pertenece en el orbe. Un empoderamiento verdadero, soportado sobre bases firmes y no por moda ni tendencias, sino afianzado en lo que realmente les corresponde; esto es, guiar procesos, crear porvenir, prosperidad, seguir aportando a la construcción de un mundo mejor, transformar vidas, ayudar en la proyección de integralidades con principios y valores, tomar, ocupar espacios fuera de lo doméstico, enfocarse más a lo público, desarrollo profesional y mercado.
De la misma manera, participar activamente en la economía, liderar opinar, generar crítica, dirigir empresas, instituciones y colectivos de la sociedad civil, aspirar a puestos de elección popular, consolidarse en escenarios en los que antes les era impensable estar, congregarse, llegar a todos los rincones y sectores, lo mismo que tocar y ahondar en temas de vital importancia sobre su participación en la construcción de nuestra sociedad.
Construir, escribir y dibujar la historia, ser artífices de logros y realizaciones en beneficio colectivo, sembrar simientes para que las generaciones por venir puedan seguir afianzándose y cosechando frutos. Hacer lo que les corresponde. Desarrollarse en las más de las profesiones. Propugnar por ser grande proporción elementos tanto vitales como esenciales de desarrollo, en la certeza que la sociedad necesita mujeres que influencien el futuro del mundo de manera importante y urgente. Es hacer añicos las limitaciones que les toquen, ya que todos debemos ser adalides de los cambios y transformaciones mejores y superiores que necesitamos como individuos y comunidad.
El mundo se ha dado cuenta que importa en mucho el empoderamiento de la mujer para el desarrollo, lo que hace indispensable que tengan voz y voto en todos lo ámbitos para que puedan participar en equidad e igualdad de condiciones y oportunidades en el diálogo y la toma de decisiones, para poder influir en las decisiones que determinarán el futuro de sus familias y territorios.
Refiere empoderamiento una mayor autonomía para las mujeres, a su reconocimiento y a la visibilidad de sus aportaciones. Implica que participen plenamente en todos los sectores y a todos los niveles de la actividad económica para construir economías fuertes, establecer sociedades más estables y justas, alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos y mejorar la calidad de vida de las familias.
Así mismo es clave su acceso a los recursos económicos y financieros, y su control sobre ellos decisivo para lograr la igualdad de género, el empoderamiento de la mujer, y para el crecimiento económico de los países. Bien señalan científicos sociales y organismos internacionales especialistas en esta importante temática, que incrementar la proporción de los ingresos del hogar controlados por las mujeres, procedentes de lo que ganan ellas mismas o de transferencias de dinero, modifica los patrones de gasto en formas que benefician a sus familias y a las comunidades todas.
*Abogado. Especializado en Gestión Pública. Derecho Administrativo y Contractual.saulherrera.h@gmail.com